Extra:
Los Sentimientos de un Difunto.

Segundo extra en JJWXC.

Después de su retorno a la capital, Gu Yun no salió durante medio año. Él se encontraba bien al principio, pero hubo un periodo en el que su condición fue muy frágil, ni siquiera podía darse el lujo de sentarse o pararse durante un largo tiempo. Un cuenco de medicina bajó su aturdimiento, y casi pasó un día. No obstante, mientras el invierno se acercaba, su salud mejoró gradualmente, Gu Yun estaba comenzando a sentirse un poco “abrumado”.

En los momentos cuando estaba ocupado, todos los días, sólo deseaba desconectarse en el cálido campo, recostándose todo el día sin levantarse, descansando hasta que su carne y sus huesos se pudrieran. Finalmente, capaz de vivir la vida que siempre había soñado después de muchas dificultades, no obstante, se estaba sintiendo enfermo… de tener demasiado tiempo libre.

Con nada que hacer durante todo el día, se entretenía a sí mismo desde la mañana hasta la noche con el pájaro bastardo, buscando maneras de atormentarse mutuamente. El pájaro estaba curtido y delgado, deseando poder desaparecer de este mundo.

Quizás algunas personas nacieron para dormir en una cama dura, con todo su cuerpo hecho huesos, el acostarse por demasiado tiempo en un lujoso brocado les causaría en lugar de eso un dolor de espalda.

Finalmente, ni siquiera el Emperador podía soportar continuar viendo. Cuando se acercaba el solsticio de invierno, Gu Yun fue liberado de regreso a la corte.

Ese día, coincidentemente, era el día libre de Gu Yun. Con unos cuantos días de antelación, ya se encontraba un poco deprimido, incapaz de levantarse desde temprano por la mañana e incapaz de dormir bien durante la noche. A pesar de que era bastante cuidadoso al ocultarlo y no daba vueltas en la cama, Chang Geng sabía que él no estaba durmiendo. Con el fin de no molestarlo, Gu Yun mantendría subconscientemente su respiración baja y larga. A veces, difícilmente podía escucharlo.

Ni siquiera respondía cuando Chang Geng le preguntaba. Si comenzaba a estar demasiado presionado comenzaba a decir tonterías. De cualquier manera, con la habilidad de la lengua flexible de ese Gu, lo que él no quería decir, uno nunca podría descubrirlo incluso si husmeaba con un punzón.

En adición al festival de Año Nuevo, los oficiales importantes arriba del tercer grado tomaban turnos para descansar cada día, en caso de que ocurriera un accidente, no habría nadie capaz de cumplir su deber. En otras palabras, a pesar de que el descanso de Gu Yun era ese día, eso no significaba que Su Majestad, el Emperador, quien se escabullía secretamente fuera del palacio y permanecía durante la noche en la mansión del Marqués, también pudiera descansar. Chang Geng tenía una montaña de cosas que atender, él también tuvo que levantarse temprano en la mañana para apresurarse de vuelta al trabajo.

Entonces descubrió que Gu Yun también se había vestido para salir.

–Usa más ropa en un día tan frío. –pidió casualmente Chang Geng. –Por cierto, ¿a dónde vas?

Gu Yun mintió con seriedad: –Voy a cabalgar en los suburbios.

Chang Geng alzó la mirada hacia el viento aullante del noroeste en el exterior, luego al rostro de Gu Yun que pertenecía a alguien que acababa de recuperarse de una grave herida, sin trazo de sangre, y frunció el ceño: –¿Qué?

Gu Yun miró hacia cualquier parte: al cielo, al suelo, a todos lados menos a Chang Geng, y se rehusó a hablar.

Chang Geng no tenía tiempo para permanecer alrededor de la mansión e interrogar a cierta persona, sólo pudo hacer señas rápidamente a Huo Dan con sus ojos antes de partir. Desde que presenció a su Marqués estando gravemente enfermo, siendo cargado de regreso a casa personalmente por Su Majestad, Huo Dan estuvo determinado a seguir el camino de ser un espía secreto, comiendo de uno, pero protegiendo al otro.

Los oídos y ojos de Gu Yun aún no se había agudizado. Por un momento, no se percató de que se había criado un traidor en propio patio. Después de que Chang Geng se fue, se puso su abrigo a hurtadillas, les dijo a sus sirvientes que prepararan un carruaje con un perfil muy bajo. Sólo llevó con él a Huo Dan, todos los guardias extras fueron dejados en casa.

Huo Dan: –Marqués, señor, ¿a dónde vamos?

Gu Yun murmuró algo.

Huo Dan: –Marqués, señor, ¿le duelen los dientes?

Gu Yun: –…

Era raro para Huo Dan ver su expresión de “difícil de expresar con palabras”. Pensó para sí mismo “¿Está yendo a buscar flores y sauces[1] a espaldas de Su Majestad?”

No obstante, observando a la expresión de “no queda nada más en esta vida” de Gu Yun, no parecía que estuviera a punto de salir a buscar placer.

Se observaron al uno al otro durante un largo tiempo. El frío viento pasaba a través de la cortina y soplaba sobre el calentador. Gu Yun finalmente escurrió tres palabras entre sus dientes: –Templo Hu Guo.

Huo Dan: –…

Pensó impactado, “¡Mi Marqués debió haber tomado la medicina equivocada esta mañana!”.

Gu Yun tiró furioso hacia abajo la cortina del carruaje: –¿Qué estás viendo? ¿Todavía no nos vamos?

Cuando el Mariscal Gu estaba en la Frontera Norte, había hecho en secreto un deseo: si el Hueso de la Impureza de Chang Geng realmente se curaba, iría a encender incienso al Templo Hu Guo. Pero nunca fue capaz de cumplir su promesa.

Al momento de hacer el deseo, este hombre malagradecido debió haber tenido algo de respeto. Pero mientras pasaba el tiempo, había arrojado lejos el favor y olvidado a Buda.

En esas noches recientes, Gu Yun había tenido algunos sueños extraños. Vio una hilera de monjes calvos cantando sutras para él de manera ordenada. Sus cabezas eran brillantes y se balanceaban en una dirección, diciendo “Amitabha” durante toda la noche, continuaba mareado al día siguiente cuando se levantó. Continuando durante tres o cuatro días, Gu Yun finalmente recordó su “gran deseo” y entendió por qué los burros estaban ahí.

Aprovechando el día de descanso, fue reluctantemente al Templo Hu Guo para encender un incienso.

Tomando ventaja de los fríos meses de invierno, como no era tiempo de Año Nuevo o días de festival, había pocos visitantes en el templo de la montaña. Gu Yun apresuradamente partió temprano por la mañana y se escabulló al interior del Templo Hu Guo como un ladrón. A esa hora, la niebla de la montaña no se había dispersado. Había una capa de rocío que pendía de los escalones de piedra y los alrededores estaban en silencio. Gu Yun no tenía el corazón para apreciar nada de eso. Caminó con su cabeza agachada y sus pasos eran rápidos, precipitándose como si fuera renacer.

Huo Dan temía que fuera caer, trotó todo el camino detrás de él con miedo. Alcanzaron el final del camino de la montaña que tomaba media hora cursar en menos de un momento. En un parpadeo, habían alcanzado el frente de la puerta del salón del incienso.

Huo Dan jadeó un par de veces y preguntó amargamente, –Marqués, señor, ¿qué estamos haciendo aquí?

Gu Yun apretó sus dientes y dijo con una expresión irritable: –Una ofrenda de incienso.

Huo Dan: –…

Viendo como este caballero era tan agresivo, originalmente creyó que estaba yendo a cobrar deudas o buscando venganza.

Las clases matutinas de los monjes en el templo habían comenzado. El sonido de la campana de la mañana y la disposición de los tapetes para sentarse en el salón de incienso parecían estar en su lugar. Un monje con túnicas blancas y planas estaba golpeando un pez de madera en el salón principal y cantando sutras en silencio.

Gu Yun miró alrededor y vio que nadie lo había notado ni cerca ni lejos. Rápidamente se escurrió dentro del salón del incienso, tomó un puñado de monedas de cobre y plata y las arrojó en la caja de donaciones. Luego tomó dos palillos de incienso con desdén, sacudió sus muñecas y los encendió, extendió sus brazos tratando de mantener el humo lejos de él.

Gu Yun levantó el incienso y observó a la estatua dorada de Buda enfrente de él. Dijo para sí mismo, “¿tengo que venerar a esta cosa?”

Entonces tomó la decisión en un parpadeo: “Olvídalo”.

Ni siquiera adoptó una postura adecuada para orar, sólo asintió con su cabeza hacia Buda como si esto fuera lo más lejos que podía ir para mostrar su respeto. Rápidamente insertó el incienso en su mano dentro del incensario, volvió su cabeza a Huo Dan y dijo, –Está hecho. Vámonos.

Huo Dan: –…

Era la primera vez en su larga vida que veía a alguien adorar a Buda con tal arrogancia. No era tanto que su Marqués estuviera viniendo a venerar a Buda sino esperando para que Buda viniera a adorarlo.

Justo cuando Gu Yun había lidiado rápidamente con el incienso y estaba a punto de dejar el salón, el monje que se ocultaba en las cercanías golpeando el pez de madera repentinamente se puso de pie y se dio la vuelta, sonriendo a Gu Yun y dijo: «¿Cómo se encuentra el Marqués?»

Gu Yun: –…

Él se preparó completamente para evadir los oídos y los ojos de las personas. Inesperadamente, había terminado encontrándose con este monje apestoso aquí en el salón de incienso. Debió haber olvidado observar el calendario dorado antes de salir.

Liao Ran sonrió, le hizo gestos y preguntó, «¿Por qué vino el Marqués? No debió haber sido para rezar.»

Gu Yun lució de alguna manera antinatural y dijo, –Pagando el deseo.

Liao Ran dijo, «Puesto que el Marqués está dispuesto a venir, ¿por qué no ser más sincero? Es demasiado apresurado venir e irse de esta forma.»

Gu Yun maldijo “qué desafortunado” en secreto, pero sonrió cortésmente en el exterior: –Puesto que mi corazón es suficientemente sincero, ¿porqué deberíamos apegarnos a la costumbre? Maestro, ¿ha sido cegado por la apariencia externa?

Liao Ran unió sus manos frente a su pecho, inclinó su cabeza y dijo con franqueza: «El Mariscal Gu naturalmente comprende las enseñanzas de Buda, en verdad una admiración para nosotros los monjes. Es verdad: pudo recordar venir todo el camino para expresar su agradecimiento, entonces debió haber sido muy sincero en el momento que hizo su deseo. Como ha venido aquí el día de hoy, por supuesto, fue también para entregarle su corazón a nuestro Buda.»

Gu Yun no supo que contestar, tuvo que mirarlo con una sonrisa en el exterior, pero hizo rechinar sus dientes por dentro.

Liao Ran: «El clima es frio. ¿Porqué no viene a la habitación de meditación de este monje y toma una taza de té?»

Gu Yun: –No me atrevo a molestarlo, Maestro, por favor continúe su día. Um… he venido todo el camino hasta aquí, podría decirse que fue un viaje. Daré una caminata por mi cuenta.

Liao Ran le sonrió una y otra vez para presentar cortesía, luego flotó fuera del salón del incienso.

El eminente monje caminó cerca de cien pasos más allá de la puerta, luego repentinamente levantó su kasaya[2] y regresó con pequeños pasos. Asomó su cabeza al interior del salón del incienso y vio que Gu Yun, el bastardo irrespetuoso, en realidad caminó obedientemente en frente de los tapetes, los observó por un momento, luego tomó el incienso y lo encendió de nuevo. Se pellizcó la nariz[3] y se obligó a mostrar una apariencia devota, pero incluso cuando se miraba su espalda, uno todavía podía ver su corazón indispuesto.

Después de apreciar la irritada espalda de Gu Yun, por un momento el eminente monje se sintió extremadamente satisfecho, solo entonces levantó su kasaya alegremente y se alejó caminando.

Después de que Gu Yun se fue a casa, se lavó tres veces en agua de hojas de artemisia de los pies a la cabeza, luego llamó a Huo Dan a un lado, amenazándolo con un comportamiento represivo: –Sé que te gusta hablar de más con Chang Geng en tu tiempo libre, pero en cuanto al asunto de hoy, si te atreves a filtrar una palabra a alguien más, usaré la ley militar para tratar contigo.

Huo Dan: –…

Gu Yun dio dos pasos y volvió su cabeza alrededor abruptamente. Se encontró con la expresión distorsionada de Huo Dan, que quería reírse, pero no podía.

Huo Dan estaba aterrado, se tragó de vuelta su risa bribona. Sin decir nada, se dio la vuelta y salió corriendo.

Muchos años después, Chang Geng aún no sabía a dónde fue Gu Yun y qué hizo ese día. Era la evidencia de cuán poderosa podía ser la autoridad del Mariscal Gu.

Nadie sabía si era porque Gu Yun solo presentó una visita sincera a Buda una vez en su vida. Esta vez, Buda le había otorgado un enorme obsequio de “compre uno, lleve otro gratis”.

A la tarde siguiente, Chen Qing Xu los visitó y llevó una prescripción.

–He estado buscando por pistas en el palacio durante un largo tiempo, pero no he sido capaz de encontrar nada. –dijo Chen Qing Xu. –En su lugar, descubrí algo útil en el libro de artes secretas de la diosa, que puede desintoxicar el veneno que ha sido contraído durante largo tiempo. Es solo que los ojos y oídos del Mariscal han sido dañados durante muchos años. Incluso si se lleva a cabo la desintoxicación, solo se puede esperar que se recuperen lentamente en el futuro. Me temo…

Me temo que es imposible curarlo por completo.

Chen Qing Xu: –¿Le gustaría probar el tratamiento?

Gu Yun miró a Chang Geng, que quería decir algo, pero decidió no hacerlo, y lo tomó sin vacilación. No importaba si funcionaba o no, si podía hacer que Chang Geng se sintiera más tranquilo, no le importaba cuánta medicina tenía que beber.

En el momento en que la medicina entró en su boca, Gu Yun súbitamente sintió que estaba un poco familiarizado con la esencia, pero por un momento no pudo recordar dónde la había percibido antes. En ese momento, había pensado que, puesto que había tomado muchas medicinas en su vida, era inevitable que algunas pudieran oler igual que otras, y no le prestó atención.

En su lugar, Chang Geng estaba muy nervioso. Le tomó dos horas ver a través de una docena de reportes, alzaba la vista para preguntarle cómo se estaba sintiendo a cada momento.

Eran todas enfermedades crónicas, ¿cómo podría él posiblemente sentirse con solo una dosis?

Gu Yun lo medio persuadió y le medio mintió: –Mucho mejor.

Chang Geng preguntó apresuradamente: –¿Qué parte es mucho mejor? ¿Todavía puedes verme cuando te quitas el monóculo?

Gu Yun miró a Chang Geng y dijo con una sonrisa, –Puedo ver todo sin falla, cada hebra de cabello, incluso con una venda en los ojos.

Chang Geng: –…

Escuchando que el hombre no decía cosas sensibles de nuevo, Chang Geng lanzó el pincel real a un lado, planeando tener una buena “charla” con él.

Gu Yun levantó su pierna con una sonrisa, luego firme y descaradamente hizo que el Emperador tomara una zancadilla. Su técnica con las piernas era mejor que la de años anteriores. Chang Geng tropezó súbitamente y cayó en dirección a él, el hombre incluso abrió sus brazos inocentemente esperando la caída.

El mismo Chang Geng estaba asustado hasta sudar frio, temeroso de que la caída de su enorme cuerpo pudiera aplastarlo a muerte. Estiró apresuradamente su mano sobre el reposabrazos de la silla para apoyarse y gritó enfurecido: –¡Gu Zi Xi!

Gu Yun sonrió, su mano pervertida rápidamente acarició la cintura de Chang Geng a sus anchas. La rabia de Chang Geng se elevó con tu toque, pero por temor a que el otro no pudiera soportarlo, no se atrevió a participar, solo pudo sujetar su muñeca con una expresión severa y la presionó a un lado. Gu Yun tampoco opuso resistencia. Besó el brazo de Chang Geng con su cabeza a su lado: –Oh, huele bien.

Chang Geng difícilmente podía hablar: –Tú…

De repente, el rostro de Gu Yun cambió, zafó su muñeca del agarre de Chang Geng: –Espera.

Chang Geng apresuradamente mantuvo su equilibrio: –¿Qué ocurre?

Cuando Gu Yun estaba “acosando” a Su Majestad, accidentalmente frotó las viejas cuentas en su muñeca contra la punta de su nariz. Un muy ligero aroma salió de la brecha entre las cuentas de madera. Era tan débil que solo Gu Yun y su nariz de perro podrían detectarlo. Súbitamente recordó porqué la prescripción de Chen Qing Xu olía de forma tan familiar: el olor de la medicina era el mismo que la ligera fragancia que salía de las cuentas en su muñeca.

Durante muchos años, Gu Yun y esta cuerda con cuentas de madera se habían separado y reunido. No le importaba mucho esa cosa, pero esas pequeñas cuentas parecían aferrarse a él obstinadamente. Sin importar qué experimentara, siempre lo habían acompañado.

Gu Yun se quitó las cuentas que rara vez se separaban de su cuerpo, intentó retorcer varias y finalmente, mientras tomaba la más grande, bajo la fuerza de sus dedos, una fisura superficial se expuso y se escuchó un crujido. En las manos de Gu Yun, la cuenta se dividió en dos partes, revelando el mundo en su interior: una píldora estaba oculta en ella.

Los dos hombres solo se pudieron mirar el uno al otro. Chang Geng volteó todo el palacio de arriba abajo con el objetivo de descubrir pistas para el antídoto, pero el verdadero antídoto había estado oculto en el cuerpo de Gu Yun. Había estado con él durante muchas cosas durante más de once años, solo cuando Chen Qing Xu descubrió la fórmula del antídoto por su cuenta, se reveló una pequeña pista.

De pronto, Gu Yun no pudo evitar reír, sosteniendo la píldora medicinal en sus dedos y bromeó: –¿Cómo es que la personalidad de esta pequeñez es exactamente como la del Emperador Yuan He?

…Inesperadamente cruel, inesperadamente cálido.

…Un veneno inoportuno, un antídoto inoportuno.

“Este tío… te estará observando…”

Referencias

Referencias
1 Visitar burdeles.
2 NTE. La vestimenta propia de los monjes budistas
3 NTE. Es un tipo de expresión, se refiere a hacer o soportar el hacer algo de mala gana. Implica un sentimiento de desaprobación.

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