54. Conmoción
En este momento, una tormenta mucho más grande se estaba acercando a la brillantemente iluminada capital sin advertencia.
Chang Geng permaneció rígido durante largo tiempo, luego, camino hacia delante hasta la orilla de las aguas termales, arrodillándose lentamente, mirando detenidamente al montón de heridas y cicatrices sobre el cuerpo de Gu Yun.
Con el paso de los años, se había acostumbrado que el Hueso de la Impureza lo despertara en medio de la noche, y en cada ocasión, siempre pensaría en Gu Yun.
Chang Geng había favorecido la tranquilidad desde que era un niño. En ese entonces, a menudo sentía que era imposible razonar con este yifu demasiado animoso. Más tarde, después de que lo medito más y más, repentinamente tuvo una pregunta extraña: “Gu Yun… ¿Cómo creció para convertirse en esta clase de persona?”
Pensándolo, él mismo era el único hijo del Viejo Marqués y de la Primera Princesa, debió haber sido el noble más arrogante de todos, que tan prestigioso y valioso podría ser su estatus.
Perdió su vista y su oído súbitamente cuando era un niño pequeño, fue obligado por el látigo de su padre a correr hacia delante. Las alas todavía no habían crecido por completo habían sido hechas jirones por las heridas, e incluso tuvo que soportar la pérdida de su madre y su padre. La gloria del pasado del Campamento del Hierro Negro del pasado ahora se tornaba increíblemente sombría, siendo atrapado dentro de las profundidades del palacio prohibido… Si una persona sufre demasiado daño en su juventud, incluso si no se vuelve frío y negativo, al menos no se convertiría en alguien tan juguetón.
Cuando se trataba de este asunto, Chang Geng lo había experimentado por sí mismo.
A veces, era difícil para él imaginario: ¿cuántas capas de heridas deberían sobreponerse para pulir a una persona así?
Chang Geng de pronto se sintió increíblemente aborrecible: ¿por qué tuvo que nacer diez años demasiado tarde, sin tener la oportunidad de sostener con fuerza la pequeña mano infantil de esta persona en medio de espinas provenientes de todos lados? Tan sólo por esta razón, sintió que tendría celos de Shen Yi durante toda su vida.
Como si el demonio le hubiera cegado los ojos, se movió hacia delante, apartando el largo cabello húmedo de Gu Yun que se desparramaba por todos lados, tocando cuidadosa y vacilantemente la cicatriz que cortaba a través de su pecho.
–Ouch… –Gu Yun sintió un hormigueo en su cuero cabelludo con su toque, moviéndose rápidamente para ocultarse: –estoy tratando de hablar razonablemente contigo, ¿cómo es que tus manos comenzaron a toquetear?
Chang Geng preguntó, su voz ronca: –¿Cómo obtuviste esta?
Este hombre sordo no fue capaz de escucharlo al principio. Chang Geng agarró su mano y lo escribió de nuevo en su palma.
Gu Yun fue tomado por sorpresa, por un momento incapaz de recordarlo.
Chang Geng limpió el vapor sobre su monóculo y lo puso de vuelta sobre la nariz de Gu Yun. Lo miró profundamente a los ojos y dijo a través de lenguaje de señas: «Yifu ¿podemos confesarnos honestamente una cosa el uno al otro?»
Gu Yun frunció el ceño.
Chang Geng: «Tú tienes sentimientos profundos por el anterior Emperador, ¿quieres besarlo, abrazarlo e involucrarte íntimamente con él de por vida?»
Gu Yun estaba impactado: –¿Qué?
No pudo evitar el recordar el anciano rostro marchito del anterior Emperador siempre fundido en capas de tristeza, y sintió escalofríos alzándose por todo el cuerpo.
–Muy bien, ya has respondido, mi turno. –Chang Geng dijo entonces con una expresión de corazón puro: –Yo quiero.
Gu Yun: –…
Le tomó un momento entender el significado del “yo quiero” de Chang Geng. La primera ola de escalofríos todavía no había remitido, pero la siguiente ola ya se había elevado, sus vellos erizándose de golpe como si fuera un erizo.
–No hay un solo instante en el que no quiera, incluso en mis sueños, especialmente justo ahora… Hay muchas otras cosas que quiero, y me temo que sólo ensuciarían los oídos de yifu, no las mencionaré. –Chang Geng cerró sus ojos, ya sin mirar más a Gu Yun, continuó haciendo señas: «Si no me sumergiera tan profundo, ¿cómo sería digno de las palabras ‘sucumbir a la locura’?»
Gu Yun se quedó sin palabras durante un largo rato, sólo arreglándoselas para responder después de un tiempo, su voz seca: –… Deberías ir a leer más escrituras con los monjes.
Chang Geng: –Hubiera sido grandioso si me hubieras dicho esas palabras cinco años atrás, quizás hubiera sido capaz de dejarlo ir y lo que ocurrió hoy no hubiera ocurrido.
Sin embargo, tantos días y noches habían pasado, tantas pesadillas y tanto fango que sólo podían ser enfrentados recitando el nombre de Gu Yun. Repetidamente, él había estado bebiendo veneno para saciar su sed…
Ya era demasiado tarde.
El Marqués del Orden que era lento como una tortuga y siempre estaba medio latido por detrás todavía no había vuelto en sí, pensando conmocionado para sus adentros: “¡Y yo todavía asumía que eras sólo un pequeño mocoso cuya boca todavía apestaba leche!”
–Entonces, para mi siguiente pregunta, –Chang Geng cerró sus ojos con fuerza. –¿piensa yifu que soy repugnante?
Gu Yun se quedó en silencio por un largo tiempo. Las pestañas de Chang Geng temblaron violentamente, ambas manos se apretaron involuntariamente dentro de sus mangas: la reacción física de Gu Yun en ese momento era inconfundible, su evidente incomodidad se había mostrado claramente en su piel de gallina.
Gu Yun podría entender su corazón, pero quizás nunca entendería sus deseos.
Chang Geng escuchó el sonido del agua, Gu Yun había subido a la orilla y se había puesto su ropa.
Gu Yun suspiró, extendió su mano y le dio una palmadita en el hombro a Chang Geng, respondiendo tranquilamente con una evasiva: –Sabes que eso es imposible.
Los labios de Chang Geng se curvaron ligeramente hacia arriba, quizá fue con la intención de mostrar una sonrisa desenfadada, pero falló por completo, solo pudo responder con un susurro: –Lo sé, no lo haré difícil para yifu.
Gu Yun se sentó a su lado, por un momento, sintió que era un poco más lento y estaba a punto de hablar…
Repentinamente, pudo sentir que había una corriente de viento inusualmente aguda encaminándose, apuntando a su espalda. La copa que Chang Geng había colocado a un lado reflejó el destello del brillo de un eje afilado. Gu Yun no tuvo tiempo para reaccionar, pero Chang Geng ya se había precipitado hacia él.
Chang Geng lo sujetó y rodó a un lado, sus brazos estrechándose. Al mismo tiempo, la aguda nariz de Gu Yun pudo captar un ligero aroma de la sangre.
Una flecha de cuya cola aún no se había disipado el vapor blanco pasó rozando a Chang Geng, desgarrando sus largas mangas, revelando la piel herida adentro.
Chang Geng miró hacia arriba. Fuera de las tranquilas aguas termales, un nítido color metálico pasó destellando: ¡era una Armadura Ligera!
Las aguas termales y el Campamento del Norte estaban a tan sólo unos ocho kilómetros de distancia, incluso si uno no tenía que apresurar a su caballo, llegaría en un momento ¿De dónde provenía este asesino?
El asesino no tuvo éxito de su primer movimiento, pero todavía no se daba por vencido.
La intensa puesta de sol había caído en el oeste, el asesino que acababa de disparar la flecha saltó sobre el muro del patio trasero.
Vapor blanco emergió por debajo de sus pies y, como un relámpago, apareció frente a ellos en un abrir y cerrar de ojos. Gu Yun empujó a un lado a Chang Geng, extendió su mano y sacó una espada de acero debajo de la pequeña mesa donde estaba el vino, cruzando al instante dos movimientos con el asesino.
Las habilidades de Gu Yun fueron pulidas por enfrentarse sin armas contra las marionetas de hierro. Aunque la Armadura Ligera quemaba ziliujin, no le prestó ninguna atención. Sin embargo, después de dos movimientos, Gu Yun retrocedió de pronto: estaba sorprendido de encontrar que su mano estaba temblando, agobiada por el peso de la espada de acero.
Chang Geng pudo notar con un vistazo que algo estaba mal. Extendió su brazo hacia a él y agarró su muñeca, tomando prestada la espada en su mano, apuñalando precisa y ferozmente al asesino desde la mandíbula. La punta de la espada penetró directamente a través de la máscara de hierro del asesino, la sangre salió a borbotones.
Chang Geng no lo miró. Sus dedos se deslizaron de inmediato para tomar el pulso de Gu Yun, diciendo en voz baja: –Alguien te ha envenenado.
El pecho de Gu Yun se sentía entumecido, su corazón chorreaba salvajemente en su interior. Dejó salir un gemido, incapaz de respirar por un momento. La sensación de entumecimiento se extendió rápidamente a través de todos sus miembros, provocando que incluso alguien como él, que no puede ver ni oír, se tensara considerablemente.
–No es nada, –Gu Yun jadeó en busca de aliento. –Me temo que aún no terminado, tú…
Su boca de cuervo acababa de terminar de hablar cuando una docena de Armaduras Ligeras apareció en lo alto del muro. Al mismo tiempo, los soldados vigilando fuera también habían sido alertados, cargando hacia delante.
No había forma de decir qué es lo que estaba pasando por la mente de esos asesinos. No huyeron ni siquiera después del intento fallido, continuando para enfrentarse con los guardias.
Los guardias de la Mansión del Marqués eran soldados retirados del campo de batalla, no tenían comparación con los guardias de una casa ordinarios, avanzando y retrocediendo con precisión, extremadamente móviles. Chang Geng observó el campo de batalla que se había inclinado completamente hacia un lado, ayudando a Gu Yun a un lado: –Yifu…
Gu Yun alzó un dedo hacia su boca y le palmeó el hombro, sostuvo gentilmente su brazo herido y le señaló que se hiciera cargo de sí mismo primero.
Chang Geng no le prestó atención, se arrodilló a un lado y sujetó la muñeca de Gu Yun. En este momento, su pulso había retornado a su orden. Chang Geng intentó estabilizar su mente, recordando que el mismo Gu Yun parecía un frasco de medicina, su resistencia a las drogas era mucho más fuerte que la de una persona promedio.
No sería fácil noquearlo por completo. Quizás, un momento atrás, al estar sumergido en agua caliente, su efecto lo había golpeado.
En ese momento, se escuchó un fuerte ruido en el patio trasero. La totalidad de la villa de la montaña se sacudió. Incluso el medio muerto Gu Yun fue capaz de oírlo.
Solo tomó un momento, los asesinos ya habían sido derrotados por los bien entrenados guardias familiares. Cuando el Comandante ordenó que los arrestaran, ¡todos los asesinos atravesaron simultáneamente la caja dorada en sus Armaduras Ligeras y explotaron!
Gu Yun entrecerró sus “no tan útiles” ojos, bajando su voz: –Soldados suicidas…
El comandante instruyó a gente para apagar el fuego mientras corría hacia Gu Yun: –Su subordinado es incompetente, el Marqués y Su Alteza por favor retírese primero.
Gu Yun no dijo nada, parecía como si su mente estuviera en algún lugar muy lejano.
Durante un tiempo, sus viejos recuerdos que se habían desvanecido con el paso de los años fueron arrancados cruelmente, su sangre corría como agua, mostrando sus colmillos, surgiendo despiadadamente frente a él: entre más profundo en el tiempo algo se encontraba, sería más claro
Ese año, el viento que soplaba estaba envuelto de intensiones asesinas, el hierro negro cubría la vista, cerca y a lo lejos se encontraba el paisaje de un pastizal marchito y monótono, parvadas de buitres revoloteaban cuando se cabalgaba a través del pasto alto, sólo tomaba unos cuantos pasos para pisar sobre huesos blancos todavía marcados con la impresión de los dientes de las bestias.
El pequeño Gu Yun, que aún no había alcanzado la altura de una mesa, estaba siendo castigado por el viejo Marqués por un error insignificante. Tenía que mantenerse de pie dentro del campamento y no tenía permitido comer su desayuno. Cualquier soldado que pasara por ahí no podía evitar reírse al verlo, provocando que las lágrimas del niño, cuyo orgullo ya era inmenso desde temprana edad, fueran suprimidas en su interior, preferiría morir antes que dejarlas caer.
En ese entonces, la guerra se había calmado, el tributo de ziliujin de las dieciocho tribus ya había ingresado al tesoro nacional, a la diosa se le había otorgado el estatus de la Consorte Real. Todo debería haber sido pacífico…
Súbitamente, un guardia que patrullaba cayó al lado del pequeño Gu Yun sin ninguna advertencia. Él estaba usando una Armadura Pesada, su cuerpo no tenía ninguna herida. Los guardias en el campamento entonces colapsaron uno a uno, el sonido de la pelea y los gritos llegaron abruptamente desde exterior. El pequeño Gu Yun nunca se había encontrado con una escena tan terrorífica antes. Momentáneamente aturdido por el miedo, quiso buscar un arma instintivamente.
Pero era demasiado pequeño, ni siquiera con ambas manos podía soportar el levantar incluso la espada más ligera.
La gente cargando al interior ese día también era un grupo de guerreros suicidas vestidos con Armaduras Ligeras. Actuaron tan rápidamente como el viento, acercándose como los demonios. El soldado que recién había estado burlándose de él luchó por levantarse, como un ave agonizante y protegió al pequeño Gu Yun bajó su cuerpo.
Incluso ahora, todavía podía recordar la imagen con claridad: había tenido sus ojos muy abiertos, mirando a los soldados que parecían cerdos esperando ser asesinados, todos cayeron en el interior del campamento, uno a uno, en una pila de carne y huesos. Pudo sentir algo golpear su espalda, el dolor provocó que se su corazón se tensara.
No obstante, el dolor pronto se tornaría en un entumecimiento. Gradualmente, sintió como si sus miembros hubieran sido cortados de su cuerpo, todos los sonidos y colores a su alrededor habían desaparecido, todo se desvaneció. La conciencia que estaba por dispersarse y el palpitante corazón que parecía romper su pecho se combinaron, no podía respirar…
Recordó que también había escuchado el mismo sonido devastador estando medio consciente: la Princesa había llegado, y esa gente se auto detonó con sus armaduras.
Chang Geng sostuvo su hombro: –¡Yifu!
La mirada completamente desenfocada de Gu Yun finalmente se concentró un poco, murmuró: –¿Hay un tatuaje en sus cuerpos que no hayan sido quemados todavía con la cabeza de un lobo?
Chang Geng: –¿Qué?
El comandante estaba sorprendido, de pronto alzó su cabeza. Respecto a este asunto, los guardias familiares de la familia Gu tenían una impresión mucho más profunda a comparación de Gu Yun, quien todavía era un niño en ese entonces: –Lo que el Marqués quiere decir…
–Cuando hayan extinguido el fuego, ve a revisarlo, –dijo Gu Yun con una expresión en blanco. – También la persona que ha usado el veneno…
Sintiendo que el efecto de la droga en su cuerpo se estaba desvaneciendo poco a poco, se dio soporte con el brazo de Chang Geng y se puso de pie.
Chang Geng estaba sorprendido al encontrar que su mano estaba tan fría como un cadáver, pero Gu Yun liberó su agarre en un instante, casi parecía como si no quisiera entrar en contacto con nadie.
Gu Yun dio un paso hacia delante sin alma. Su monóculo había sido destrozado un momento atrás, sus ojos no eran buenos, casi pisando dentro de la piscina de agua termal como resultado. Chang Geng rara vez se ponía tan inestable, saltó de inmediato, sosteniendo a Gu Yun desde atrás y escoltándolo todo el camino hasta las habitaciones.
El espíritu de Gu Yun se había ido muy lejos, no evadió su agarre.
Chang Geng lo ayudó dentro de la habitación, tirando una delgada cobija sobre él. Quería revisar su pulso de nuevo cuando Gu Yun repentinamente dijo: –Dame mi medicina.
Chang Geng frunció el ceño: –No, dentro de tu cuerpo todavía hay…
La complexión de Gu Yun se había vuelto blanca, aumentando el volumen de voz: –He dicho que me des mi medicina.
Chang Geng estaba atónito, entendiendo instintivamente que en ese momento Gu Yun estaba verdaderamente enojado.
Se filtró un silencioso suspiro con intenciones asesinas, la tiranía de miles de armaduras de hierro entrelazándose dentro del par de ojos ciegos de Gu Yun. Por un momento, este apuesto hombre parecía como la estatua despierta de un demonio, pero solo por un momento.
Gu Yun se recuperó rápidamente, su expresión relajándose. Buscó alrededor y palmeó la mano de Chang Geng: –Ve a atender tu herida primero, luego ayúdame trayéndome mi medicina… ¿con que ya no me escuchas más, hm?
Chang Geng se quedó quieto por un momento, luego, al darse la vuelta para irse, le dio un puñetazo a la columna junto a la puerta.
En este momento, una tormenta mucho más grande se estaba acercando a la brillantemente iluminada capital sin advertencia.
En la noche, en un callejón estrecho, un anciano de cabello delgado miró finalmente su carta suicida sobre la mesa, luego se colgó a sí mismo de una de las vigas de la casa, terminando su ya marchita vida con la luz de la mañana.
Como su corazón estaba alterado, Gu Yun había olvidado ordenar al comandante de los guardias bloquear las noticias. Las aguas termales y el Campamento del Norte casi podían ser considerados como vecinos, las palabras rápidamente se extendieron como si tuvieran alas.
Tan Hong Fei, el comandante del Campamento del Norte localizado en los suburbios de la capital, solía pertenecer a la vieja facción del Campamento del Hierro Negro. Cuando escuchó que su Mariscal había sufrido un intento de asesinato justo dentro de este territorio crucial, justo bajo su vigilancia, estaba absolutamente furioso, liderando personalmente una rama del campamento para llevar a cabo una meticulosa investigación.
Nadie sería capaz de ocultar un incidente tan grande. En un santiamén, las noticias respecto a Gu Yun habían corrido a lo largo y ancho, y este era sólo el principio.
Al día siguiente, Gu Yun había recuperado su vista y oído. Cuando recordó su propio error, ya eran demasiado tarde: Tan Hong Fei había cargado directamente dentro de la capital con sus hombres.
El alcalde, quien estaba sumido en un desastre, fue forzado por el General Tan a darle la vuelta a la capital, investigando cualquier individuo sospechoso proveniente del exterior. El mensajero enviado por Gu Yun para arrastrar de vuelta a Tan Hong Fei recién acababa de bajar de su caballo, pero una persona inesperada ya había traído a la luz una carta suicida e hizo sonar el tambor.
El mensajero no se atrevió a entrar a la residencia del alcalde, sólo pudo mandar a alguien a informarles. ¿Quién hubiera esperado que este lugar ya fuera increíblemente caótico, y que sólo después de una larga espera del tiempo de un incienso finalmente alguien lo condujo al interior?
Pero antes de que tuviera oportunidad de hablar, el Comandante del Campamento del Norte Tan Hong Fei se incorporó abruptamente, sus ojos parecían querer explotar, cuarteando la mesa con un golpe de su mano y provocando que el sombrero del alcalde Zhu, quien estaba sentado a su lado, casi se le caiga de miedo.
Tan Hong Fei: –¿Quién eres? ¡Dilo de nuevo!
El hombre de mediana edad sosteniendo con ambas manos la carta suicida pronunció cada palabra con claridad: –Este individuo es el dueño de una repostería a las afueras de los suburbios del este. Nuestra familia tiene un viejo padre adoptivo quien originalmente servía bajo el Emperador Yuan He: el eunuco Wu He.
“– Muchos años atrás, con el fin de eludir una desgracia, él buscó a alguien para que muriera en su lugar. Afortunadamente, fue capaz de escapar del palacio. Desde entonces, se ha estado ocultando entre la gente común. Pero incluso después de más de una década, todavía fue descubierto por personas que albergaban malas intenciones; para evitar involucrar a la familia, él se quitó la vida anoche.
“–Este plebeyo es tan insignificante como una luciérnaga, tan frágil como el pasto, mi diminuta vida no es digna de mencionar. Pero incluso así, mi fallecido padre ha dejado atrás sus instrucciones, ¡para que yo trajera a la luz esta horripilante injusticia para que todo el mundo la vea!
El alcalde Zhu Heng se percató instintivamente de que esto podría ser un asunto increíblemente importante, gritó apresuradamente: –¡Qué atrevido de tu parte decir tonterías! Ese año, el eunuco Wu He fue rápidamente encerrado en prisión por su crimen de lastimar al Tercer Príncipe y fue ejecutado más tarde. ¿Estás culpando al Templo Da Li por haber impuesto cargos falsos sobre él?
El hombre inclinó su cabeza hasta el suelo y respondió: –Este campesino tiene en su posesión la carta suicida escrita personalmente por mi padre antes de su muerte. Justo ahora, así como yo he traído aquí esta cabeza para verlos, ¡no hay ni una sola pizca de deshonestidad en mis palabras!
En ese entonces, el eunuco Wu He había aceptado los sobornos, como si se hubiera vuelto loco, aliándose con una consorte desfavorecida para planear la muerte del Tercer Príncipe. Este asunto había sido una vez un tema hirviente, y como involucraba a Gu Yun quien aún estaba en el palacio en ese tiempo, los subordinados pertenecientes a la vieja facción del Campamento del Hierro Negro no deseaban nada más que cortar al viejo eunuco insensato en pedazos.
La expresión de Tan Hong Fei se oscureció: –Maestro Zhu, vamos a escuchar lo que tiene que decir.
El mensajero de Gu Yun instintivamente pudo sentir que algo estaba a punto de estallar, recordando la instrucción de “no dejes que Tan Hong Fei cause problemas” antes de su partida, tomó una decisión de inmediato: –General Tan, el Marqués ha pedido que regrese al Campamento de inmediato.
Zhu Heng le siguió de inmediato: –Sí, General Tan, por favor regrese primero. Si hay alguna información respecto a esos criminales, enviaré a alguien de inmediato para informar al General…
En este momento, el hombre de mediana edad que estaba arrodillado habló de repente: –Este plebeyo desea acusar al anterior Emperador, Yuan He, porque, siendo hechizado por la perversa Consorte de los bárbaros del norte, usó tácticas traicioneras para herir a súbditos leales…