40. Combatiendo a los Monos
“Recuerda, en el campo de batalla, quien no quiere morir, morirá primero… incluso si tu enemigo es un montón de buenos para nada.”
En lo alto de la montaña, una enorme bandera se estaba izando lentamente. A primera vista, casi parecía leerse “Aldea Xinghua”. Pero después de observar cuidadosamente mientras soplaba el viento, estaban escritas las palabras “Xin Zi Lin[1]NTE. Los caracteres para Aldea Xinghua (杏花村) y Xin Zi Lin (杏子林), literalmente “Bosque de Albaricoque”; son visualmente similares.”. Grandes y pequeños, los bandidos de las montañas se escondían detrás del pasto, vestidos en armaduras elaboradas por ellos mismos, sus arcos largos y dagas apuntaban a las personas debajo.
Un resplandor plateado destelló en la cima de la montaña, Chang Geng entrecerró sus ojos para observar. De pie sobre la colina había una Armadura Pesada que nadie sabía de dónde habían robado, semejando un objetivo para disparar, el rostro de la persona que la usaba no podía ser visto desde esa distancia.
Bandidos asaltando al mismísimo Marqués del Orden, Chang Geng momentáneamente no supo si reír o llorar.
Pero mientras miraba atrás, descubrió que Gu Yun no estaba sonriendo, en realidad, era lo contrario. Parecía estar enfurecido, exprimiendo la palabra entre sus dientes: –Idiota.
Chang Geng lo pensó rápidamente, bajando su voz: –Entonces, los rumores acerca de los oficiales de la Frontera del Sur coludiendo con bandidos no eran rumores, ¿sino la verdad?
Gu Yun no dijo nada, su expresión se oscureció aún más.
Durante la dinastía de la Gran Liang, los productos locales del Mar del Este eran perlas, los productos nativos de Lou Lan eran vinos, y los productos típicos de la Frontera Sur eran los bandidos de las montañas.
En los últimos dos años, cuando salieron las marionetas de cultivo, los agricultores no fueron capaces de encontrar trabajo. Algunos habían seguido a los comerciantes que viajaban para conseguir un medio de vida en el norte, otros habían decidido abandonar la luz para ir a la oscuridad y se convirtieron en bandidos de las montañas. Cuando los bienes y las raciones se volvieron más baratos, el dinero se hizo más valioso. Por lo tanto, habría menos y menos personas que se surtirían de comida, sino que, en lugar de eso, acapararían oro y plata: esto había contribuido inmensamente a aumentar la tasa de saqueo de los bandidos.
La cultura de los bandidos de las montañas estaba muy salvajemente propagada por ahí, había más nidos de bandidos que conejos, podría decirse que esta situación semejaba al dicho: “los incendios forestales podrían nunca cesar, renacerán otra vez con la brisa de la primavera.”
La relación entre el Ejército de la Frontera Sur y el Ministerio de Guerra se parecía a aquella entre un niño y su madrastra: sus cimientos no estaban ni cerca de ser eficientes, no podían darse el lujo de luchar contra los bandidos.
A pesar de que los bandidos ganaban en número, su poder de combate general era limitado. Si se enfrentaban contra el Ejército Imperial, sólo podían terminar con guarida tras guarida siendo completamente arrasadas, por lo tanto, también sentirían inmenso temor hacia a las tropas de la guarnición.
Cuando las personas tienen dinero, todo lo que quieren conseguir es paz y estabilidad. Nadie desearía vivir una vida siendo perseguido: los bandidos de montaña, al final, seguían siendo humanos.
Por lo tanto, en el largo plazo, el Ejército de la Frontera Sur y los bandidos locales habían formado una relación mutua.
El Comandante del Ejército de la Frontera Sur, Fu Zhi Cheng, originalmente era un bandido. Por un lado, los restringía, intentando el permitirles saquear sólo el dinero sin herir a los transeúntes, pero, por otro lado, tampoco los encubría. Cada año, los fondos para las tropas de la Frontera Sur eran increíblemente limitados y, para que hubieran sido capaces de mantenerse a sí mismos hasta el día de hoy, la “contribución” de estos bandidos no podía ser ignorada.
La confabulación entre oficiales y bandidos era, por supuesto, algo de lo que no se debía estar orgulloso, Gu Yun estaba plenamente consciente de esto. En los últimos dos años, el Emperador había estado promocionando las marionetas de cultivo y abrió el camino a los negocios, esas eran claramente grandes políticas para hacer del país una nación rica y poderosa. Pero nadie sabía dónde residía el problema, no solo las arcas nacionales se vaciaron más, incluso los fondos militares tuvieron que ser recortados de nuevo.
El sur recién había experimentado una inundación, el desastre había pasado, pero el proceso de recuperación continuaba. Si fuese a estallar una batalla, los bandidos comenzarían a dispersarse por las aldeas y pueblos, la gente estaría aún más devastada. Pero si la corte imperial en verdad quería remover al Comandante del Ejército la Frontera Sur por este incidente, Gu Yun simplemente no podía pensar en ningún otro que pudiera vigilar este lugar.
Con esos dos dilemas, uno solo podía escoger el mal menor: Gu Yun no tenía otra opción más que pensar temporalmente en una forma de salvar a Fu Zhi Cheng.
Después de unos años, en el futuro, cuando la Ruta de la Seda estuviera completa, el camino comercial tierra adentro de la Gran Liang estaría completamente abierto. Toneladas de plata proveniente del extranjero podrían circular dentro de la Gran Liang, brindándole un respiro al país. Cuando ese momento llegara, no sólo mandarían tropas, sino que también ajustarían el pasaje de la Frontera Sur, haciendo más estricto el control en este territorio que estaba muy lejos del Emperador, sólo llevando a cabo estas dos propuestas al mismo tiempo podrían limpiar por completo este problema.
Desafortunadamente, excepto por él mismo, las demás personas no parecían querer entender estos problemas.
De hecho, no se trataba de que no lo entendieran. Es sólo que, a sus ojos, la Orden de Percusión y el elogiar a Su Majestad para incrementar su riqueza en el futuro era mucho más importante.
Durante el camino, Gu Yun había estado pensando en varias maneras de proteger a Fu Zhi Cheng, Él, silenciosamente y con rapidez, había mandado una carta para informarle. Pero inesperadamente, el hombre decidió hacer algo como esto.
¿Qué clase de bandido traería consigo a toda su nidada, alzando su bandera y tocando el tambor, dejando claro a su contraparte exactamente quiénes eran?
Intentando robarle a un enviado de la corte imperial, esto no era diferente de una rebelión.
En esos pocos años, Chang Geng había estado mezclándose con la gente común, viajando por todos los cuatro puntos cardinales. Desde hacía largo tiempo que estaba al tanto de cómo se ganaba la vida la gente en la situación actual. Después de pensarlo un poco, la causa y el efecto se habían vuelto claros para él. Miró la expresión de Gu Yun y susurró: –Yifu, creo que esto podría no ser obra del General Fu.
Gu Yun replicó fríamente: –Tonterías, Fu Zhi Cheng no es así de idiota.
Esos bandidos eran un montón de analfabetos, sería bastante desafiante el poder encontrar a alguien entre ellos que pudiera leer y contar, todas esas montañas podrían compartir a una persona para hacer el trabajo contable. Quizás fueron capaces de atrapar algunos rumores vagos de algún lado, entonces decidieron acercárseles con el propósito de explorar mientras exhibían su poder al mismo tiempo, de manera que, más tarde, pudieran enseñarle sus méritos a Fu Zhi Cheng.
Arriba, en lo alto, un bandido estaba agitando un simple Rugido de Cobre, gritando hacia los pies de la montaña, al grupo de Gu Yun: –¿Quiénes son? ¡Digan su nombre!
A su lado, Shen Yi no sabía si reír o llorar, tensando una flecha por detrás de él: –¿Gran Mariscal?
Gu Yun: –Dispárale.
La flecha en las manos de Shen Yi fue liberada casi al mismo tiempo que la orden de Gu Yun. Como si penetrara a través de un bambú, dio directamente al bandido que sostenía el Rugido de Cobre. Un pájaro chilló y se elevó volando en el cielo, su voz aguda haciendo eco por todo el valle.
Toda la montaña se encendió.
Cuando el Oficial Sun vio esto, ya no pudo continuar sintiéndose orgulloso de haber podido dar con la debilidad de Fu Zhi Cheng, se asustó de inmediato, saliendo del carruaje y diciendo constantemente: –¡No podemos! Mariscal, no podemos, hay al menos un centenar de bandidos en esta montaña. Nosotros sólo somos un pequeño grupo de personas, los generales tampoco están usando sus armaduras, ¡estamos completamente desarmados! También está Su Alteza, Su Alteza pertenece a la prestigiosa realeza, no podemos ser descuidados…
Gu Yun no lo miró, en su lugar hizo un ademán con la mano hacía Chang Geng: –Su Alteza, ¿fue diligente con su entrenamiento de artes marciales?
Chang Geng hizo una ligera reverencia: –Para hacer un pequeño miembro de la caballería bajo las órdenes del Mariscal, todavía debería estar calificado.
–Ven, te enseñaré cómo combatir contra los monos de montaña.
Después de que Gu Yun terminó, hizo avanzar su caballo y corrió hacia adelante. Chang Geng no titubeó, yendo de inmediato tras de él. Todos los soldados del Campamento del Hierro Negro estaban bien entrenados. Tan pronto como Gu Yun se movió, entendieron de inmediato las intenciones de su Comandante. Todos comenzaron a cargar hacia delante, dejando atrás solamente al grito de la Oficial Sun: –¡Mariscal, nosotros no podemos…!
Al momento siguiente, sintió una fuerza detrás de su cuello, todo su cuerpo se volvió más ligero de improvisto: Shen Yi lo había levantado con la empuñadura de su espada, arrojándolo sobre su caballo.
Sun Jiao chilló, tus ojos se pusieron en blanco por el impacto de la caída.
Shen Yi dijo de forma reluctante: –Maestro Sun, por favor no grite más, este General irremediablemente evitará que muera, esté tranquilo.
Mientras el General Shen decía esto, no pudo evitar sentirse mal consigo mismo: ese Mariscal Gu era un joven maestro nacido en la mansión del Marqués. Desde su infancia, siempre había existido una vieja criada siguiéndolo a todas partes, darle órdenes a la gente a su alrededor se había vuelto un hábito. Después de que creció, se encontró con que no había una vieja sirvienta en el Campamento del Hierro Negro, por lo que había considerado a Shen Yi para ser algo así como su vieja sirvienta, qué absurdo.
Habiendo dicho eso, Shen Yi miró al Maestro Sun, quien ya se había desmayado: –Esta es la primera vez que veo un oficial tan similar a un eunuco.
En la cima de la montaña, un bandido reportó a su líder: –Hermano mayor, escuché a ese eunuco decir en voz alta “Mariscal”.
Todo el cuerpo del líder estaba cubierto por la Armadura Pesada, levantó su máscara protectora y gritó con furia: –¡Dejen de decir tonterías, apresúrense a disparar las flechas! ¡Rodéenlos! ¡Rodéenlos!
El sonido del cuerno saliendo desde el interior del valle resonó una y otra vez, los bandidos gritaron mientras se precipitaban hacia abajo desde la cima, apuntando directamente a la “fuerza” de Gu Yun, que consistía en tan solo un puñado de personas.
No había forma de saber si los bandidos pretendían incentivar su valor o algo más, rodeándolos mientras continuaban tocando el tambor y haciendo sonar el gong, unos cargaron hacia el frente desde una dirección, los demás gritaron y chillaron, precipitándose por el lado opuesto de la montaña, rodeándolos, polvo y arenas esparciéndose en el aire.
Era una lástima que la mayor parte de sus caballos hubieran sido robados de las manos de los comerciantes: ¿cómo podían competir contra los corceles divinos de “uno en un millón” del Campamento del Hierro Negro? Fueron dejados atrás de inmediato.
Gu Yun hizo un gesto, varios soldados a sus espaldas entendieron de inmediato y comenzaron a dispersarse en varias direcciones, los objetivos de las flechas que se disparaban desde la montaña instantáneamente se desordenaron.
Una hilera de bandidos estaba directamente frente a ellos, Gu Yun sacó su espada con indiferencia; su larga hoja brillando deslumbrante como la nieve. Le dijo a Chang Geng: –Recuerda, en el campo de batalla, quien no quiere morir, morirá primero…
Chang Geng casi fue cegado por la espada en su mano.
Su espada semejaba a un dragón volando, un corte había hecho salpicar sangre por los cuatro lados, dos dentro y dos fuera, los cadáveres de los bandidos se apilaron en una montaña.
Gu Yun terminó casualmente la segunda mitad de la oración: –… incluso si tu enemigo es un montón de buenos para nada.
El líder estaba sosteniendo un Qian Li Yan, observando desde lo alto. Tan pronto como la situación fue mal, dijo inmediatamente con furia: –Les dije que los rodearan, ¿qué está ocurriendo?
Enseguida de él, un pequeño bandido dijo con el ceño fruncido: –¡Hermano mayor, no lo sé!
En ese momento, se acercó otro bandido corriendo: – ¡Hermano mayor, las cosas no van bien!
No obstante, en tan sólo un parpadeo, un jinete había parecido a la entrada de la montaña. El bandido sosteniendo el Rugido de Hierro no tuvo tiempo para retractar su cuello. Una cuchilla centelló, su cabeza fue instantáneamente separada de su cuerpo.
La equitación de Gu Yun era soberbia, galopando a través de las montañas rocosas como si estuviera en una superficie plana, cruzando a través de un sendero increíblemente estrecho, blandió su espada hacia abajo, al instante se escuchó un grito que helaba la sangre proveniente de detrás de una gran roca: resultaba que había alguien oculto ahí, esperando para tender una emboscada; Gu Yun sacudió la sangre de su espada. Pareció esperar a Chang Geng por un momento, luego dijo: –Hay muchos lugares que pueden ser usados para ocultarse en las montañas, y siempre habrá serpientes acechando detrás de ellos. Puedes ser magnífico en las artes marciales, pero no necesariamente serás capaz de evitar una emboscada
Chang Geng miró alrededor y vio que, efectivamente, ahí había un mecanismo con un arco preparado detrás de la gran roca, esperando a disparar. Su caballo no era un excepcional corcel de guerra, siguiendo por detrás de Gu Yun con dificultad, pero él sólo sentía que la sangre en todo su cuerpo había comenzado volverse más caliente, preguntó: –Yifu, ¿Cómo lo sabías?
Gu Yun sonrió: –Estoy acostumbrado.
Tan pronto como terminó, repentinamente cayó una roca desde arriba. Gu Yun parecía tener ojos sobre su cabeza. Hizo avanzar su caballo y brincó hacia delante, la roca rodante casi rozó la punta en la cola de su caballo. Al mismo tiempo, todo el cuerpo de Gu Yun se desprendió de la silla de montar, sujetándose a una parra que estaba a su lado y elevándose en el aire. Chang Geng se inclinó hacia atrás de forma instintiva mientras escuchaba un sonido cortante, de cualquier manera, todavía no quería que el cruel yifu en lo alto salpicara sangre sobre su rostro.
Gu Yun lo contempló desde arriba, alzó sus cejas y sonrió. Silbó, el bien entrenado corcel lo siguió de inmediato.
El corazón de Chang Geng estaba latiendo como loco, la sonrisa de Gu Yun estaba a punto de arrebatarle el alma.
Gu Yun gritó en dirección a él: –Cuando luchas contra los monos en las montañas, recuerda siempre primero tomar ventaja en terreno elevado.
En ese momento, el “círculo envolvente” de bandidos había sido sumido en un completo caos. Varias entradas a sus guaridas en lo alto habían sido rápidamente ocupadas, ellos comenzaron a dispersarse y huir en todas direcciones como moscas. Uno tras otro fueron asesinados por las flechas disparadas desde arriba. Chang Geng le dio alcance apresuradamente, sólo para ver que Gu Yun había montado nuevamente en su caballo al tiempo que sacaba una flecha especial desde atrás.
El arco y la flecha eran muy pesados. El arco largo parecía pesar docenas de kilos, equipado con una caja tan grande como un pulgar. Chang Geng entrecerró sus ojos, pensando: “¿hay una caja dorada en el arco?”
Al momento siguiente, el vapor blanco que brotaba del arco largo confirmó su especulación. El eje de la flecha parecía estar hecho de hierro, creando un agudo eco cuando se soltaba la cuerda, como si veinte fuegos artificiales hubieran explotado mientras se precipitaban hacia el cielo: la flecha de hierro parecía una versión miniatura de una flecha de Arcoíris Blanco, penetrando a través del sol, golpeando una enorme roca.
La roca se sacudió por un momento, luego cayó sin previo aviso.
Los monos estaban dispersos, su líder era entorpecido por la Armadura Pesada. Le tomó un momento mirar hacia arriba, pero antes de que pudiera ver nada, tanto la Armadura como él mismo habían sido sepultados bajo la roca con un ruidoso “¡Bang!”.
Chang Geng sonrió y dijo: –Yifu, esto sí lo sé: en una batalla, uno primero debe capturar al rey, ¿cierto?
Él había sido resguardado por Gu Yun todo el tiempo, deslizándose entre cientos de salvajes bandidos de montaña, ni un solo cabello sobre su cabeza estaba desordenado, sus ropas ondeaban con el viento. a primera vista, lucía como un joven maestro seductor.
Gu Yun dejó salir un “tch”, pensando para sí mismo: “Así es esto, la próxima vez que regrese a la capital, me temo que el número de mujeres que arrojarán sus pañuelos hacia mí se reducirá a la mitad.”
Después de media hora, Gu Yun tomó a sus pocos soldados “desarmados” del Campamento del Hierro Negro y marchó orgullosamente dentro de la guarida de los bandidos.
Cuando la mayoría de los bandidos vio a su jefe plateado morir, todos huyeron de inmediato. Estaban familiarizados con la topografía. Una vez que se diseminaron dentro de las montañas, desaparecieron en un parpadeo.
Gu Yun sólo tenía un puñado de gente, no era conveniente perseguirlos. Sólo fueron capaces de capturar a unos pocos que no pudieron correr y los colgaron como pájaros.
Gu Yun se sentó sobre la silla de piel de tigre de líder de los bandidos, sintiendo que había algo extraño. Se incorporó y removió la piel de tigre sobre la silla: –El trono del rey de la montaña es en verdad único.
Las cuatro patas de la magnífica silla de piel de tigre habían sido cortadas, una pila de oro estaba amontonado por debajo, luego cubrieron la parte superior con un panel de madera.
Gu Yun: –¿Uno podría poner huevos de oro mientras se sienta arriba de esto?
Shen Yi tosió, haciéndole gestos al Mariscal para que dijera algo con más sentido.
En este momento, el Maestro Sun, que se había mojado a sí mismo de miedo había cambiado sus pantalones. Viendo esta situación, se dio cuenta de inmediato que esta oportunidad no podía perderse, no volvería nunca más una vez se hubiera ido. Cambiando su comportamiento cobarde de antes, se atrevió a dar un paso hacia adelante y gritó: –¿Quién les dio el coraje para atreverse a robar al enviado de la corte imperial en medio del camino? ¿A quién se le ocurrió todo esto? ¡Hablen!
Chang Geng originalmente estaba sosteniendo y admirando el arco especial de Gu Yun, al oír estas palabras, alzó la mirada y dijo: –Robarle a un enviado es tratado de la misma forma que un acto de rebelión, pero mientras no se trate del líder, los bandidos ordinarios podrían sólo ser desterrados. Pero para los hombres especialmente valientes como todos ustedes aquí…
Él se detuvo aquí, revelando una sonrisa que contenía un significado más profundo. Ignoró a los pocos bandidos temblorosos, luciendo como si sólo hubiera dicho esa oración de forma involuntaria. Rápidamente volvió su atención hacia el otro hombre, sonriendo mientras preguntaba: –Yifu, tu arco y flecha son muy buenos, ¿podría tenerlos?
Gu Yun agitó su mano: –Tómalos.
Sun Jiao estaba sorprendido, sin comprender al Cuarto Príncipe a quien acababa de conocer. Al inicio, sólo sintió que el hombre no era para nada arrogante, era amable, muy bueno hablando y tampoco era del tipo calculador. Pero ahora se daba cuenta de que debió haber estado ciego.
Chang Geng dijo esta única oración, los bandidos tampoco eran tan estúpidos, de inmediato comenzaron a lloriquear.
–Nosotros, campesinos, no sabíamos que ustedes eran enviados imperiales, ¡Maestros, por favor perdónenos!
–No es fácil hacerse de un sustento en este camino. En esta pequeña región no vemos a una sola persona en muchos días, ¿quién iba pensar que, en el momento en que comenzamos, fuéramos a encontrarnos instantáneamente con los enviados imperiales? Nosotros, campesinos, somos inocentes… No, nosotros no somos del todo inocentes, pero seguimos teniendo jóvenes y ancianos, ¡no es para nada sencillo!
Sun Jiao: –…
En este momento, un soldado del Campamento del Hierro Negro caminó de pronto al interior de forma apresurada y susurró al oído de Gu Yun: –Mariscal, el Inspector Central del Sur, el Maestro Kuai, envió un mensajero diciendo que ha oído noticias del Marqués siendo hostigado por los delincuentes locales, estará llegando pronto con doscientos guardias personales.
Gu Yun alzó su rostro inexpresivo, justo a tiempo para encontrarse con los ojos de Sun Jiao, la sangre sobre el cuerpo del Mariscal Gu aún no se había secado, espantando cualquier destello de triunfo de los ojos de Sun Jiao.
Fu Zhi Cheng era originalmente un bandido. Incluso si se había rendido después y fue reclutado en el ejército, y aun con sus impresionantes méritos, continuaba siendo muy irrazonable que se convirtiese en un oficial de alto rango en la frontera.
Pero desafortunadamente, con la rebelión de ese año en la Región Occidental, los ladrones de las zonas sureñas también tomaron esta oportunidad para invadir el territorio de la Gran Liang, Gu Yun ya se había ido al oeste, no había personal disponible en la corte imperial, no tuvieron otra opción más que revivir a un caballo muerto y ordenarle a Fu Zhi Cheng que guiara las tropas hacia la Frontera Sur.
Sin embargo, el Emperador Yuan He continuaba sin confiar en él. El Inspector Central del Sur, Kuai Lan Tu, fue designado especialmente para restringir a Fu Zhi Cheng, teniendo en sus manos a doscientos guardias personales, tan habilidosos como tropas de élite, permitiéndole actuar a voluntad en cualquier momento crítico. Incluso si un verdadero incidente fuese ocurrir, esos doscientos soldados todavía serían capaces de luchar contra las tropas de la guarnición estacionada en la Frontera Sur, pero no sería difícil para ellos romper el asedio y mandar un mensaje de vuelta.
Tanto Kuai Lan Tu como Fu Zhi Cheng podrían ser descritos como enemigos, enfrentándose en los estrechos caminos, ambos bandos habían querido hundir a muerte al lado contrario desde hace tiempo, aquel que estaba por llegar definitivamente no albergaba buenas intenciones
Gu Yun: –Mis pies apenas han entrado a la guarida de los bandidos, pero el Inspector Kuai ya “oído” las noticias, su sistema de comunicación es incluso mejor que el del mismo Dios de la Tierra[2]Tu Di Gong 土地公 Una deidad local popular, se creía que estaba a cargo de administrar los asuntos de un pueblo en particular..
Sun Jiao también supo que Kuai Lan Tu no había puesto atención a elegir un buen momento, poniéndose en camino demasiado pronto. Intentó cubrirlo rápidamente: –Siendo honesto con el Mariscal, este viaje nuestro es un secreto. No esperábamos encontrarnos con Su Alteza en el camino, ¿cómo podría atreverme a permitir que el Príncipe estuviera en riesgo? No tuve más opción más que solicitarle al Inspector algunos refuerzos…
–El Maestro Sun tenía buenas intenciones. –dijo Chang Geng con una sonrisa. –Pero, ¿cómo sabía usted que este viaje al sur sería riesgoso?
Sun Jiao probablemente sabía que su partidario estaba a punto de llegar, su espalda también se enderezó un poco más. Dijo: –Esta vez, como su súbdito fue ordenado a viajar al sur para apaciguar las tropas, ya he estado al tanto de la situación de los bandidos desenfrenados en esta región desde hace tiempo, con el fin de prevenir un incidente inesperado, había solicitado deliberadamente a Su Majestad una Orden de Percusión antes de partir: al final algo salió mal, pero afortunadamente, el Marqués tiene mucha experiencia y no se inmutó ante el peligro.
Gu Yun dejó salir una sonrisa para nada divertida, sin prestarle atención alguna a su adulación.
Sun Jiao: –Esos bandidos están arrasando sin temor, volviéndose más y más atrevidos. Si inclusive se atreven a robar a los oficiales de la corte, entonces, ¿qué ocurrirá con la gente común? Si no nos deshacemos de este problema, el suroeste continuará inestable. Parece que estaba en lo correcto al traer conmigo la Orden de Percusión. La primera Orden de Percusión de la Gran Liang está por caer directamente sobre el General Fu.