26. Buscando a Buda

–Liao Ran, ese burro calvo, será mejor que no caiga en mis manos. –dijo Gu Yun con resentimiento…

En medio de todo, quizás algún dios sin nombre le había recordado al Mariscal Gu, quien estaba al final del horizonte, que su hijo estaba a punto de ser engañado por un burro calvo para huir de casa. En resumen, un mes después de que el Campamento del Hierro Negro se hubiera puesto en camino, mientras escribía su reporte para el Emperador, Gu Yun en realidad recordó escribirle una carta familiar[1] a Chang Geng.

La muy familiar caligrafía que Chang Geng había copiado muchas veces antes escribió muchas páginas. Primero, confesó sus errores francamente, luego, usando palabras que pudieran alcanzar al corazón del chico, explicó razonable y elocuentemente porqué tuvo que partir sin decir adiós. Finalmente, expresó directamente que extrañaba a Chang Geng y prometió que, si el noroeste estaba a salvo, regresaría a la mansión antes del fin de año para la celebración del año nuevo.

Chang Geng la leyó de comienzo a fin, luego la puso a un lado con una sonrisa, porque, incluso si usaba su dedo del pie para pensar, todavía sabría que esta carta no venía de las mismísimas manos del Marqués del Orden.

Las empalagosamente dulces palabras como “separados por miles de kilómetros, dando vueltas y vueltas durante toda la noche”, “come más y viste ropa abrigadora, no hagas que me preocupe”, era imposible que emergieran de la tierra en la cabeza de Gu Yun. Él podía decir, por las palabras y las largas sentencias, que fueron escritas por Shen Yi en lugar de Gu Yun.

A lo mucho, el bastardo yifu solo las copió.

No obstante, Chang Geng vino a darse cuenta tristemente que, a pesar de que estaba completamente consciente de esto, cuando imaginaba que esas palabras en verdad salieron del pincel en la mano de Gu Yun, no podía evitar querer grabar cada palabra en sus ojos.

Desafortunadamente, Gu Yun no mantuvo su promesa.

Gu Yun se sintió culpable. Esta vez, mandó a volar a Shen Yi, quien había hecho promesas en su nombre, luego tomó las armas personalmente y escribió una muy larga carta a Chang Geng.

Chang Geng sonrió con frustración después de leerla, a pesar de que sintió que esta carta familiar era bastante sincera, no obstante, Gu Yun en verdad no tenía talento para hacer las paces con los demás y, en su lugar, había vertido por completo el aceite en el fuego.

El Mariscal Gu habló primero acerca de un montón de asuntos triviales que pensó eran interesantes y entretenidos. Escribió un millar de palabras, fuera del tema por miles de kilómetros. Al final, usó las palabras “ocupado con asuntos militares” para resumir las razones por las que no podría volver a la capital.

A Chang Geng no le importaba cómo asar escorpiones adecuadamente en el desierto para que supieran deliciosos. Había buscado en la extensa carta muchas veces de arriba a abajo, pero nunca encontró la única oración que le importaba más: si Gu Yun no podía retornar este año, ¿entonces cuándo podría regresar?

Sin embargo, no seguía nada después de “ocupado con asuntos militares”, solo una gran lista de regalos estaba adjunta.

Tal vez Gu Yun sintió que disculparse con palabras no era suficiente, así que lo expresó con acciones: mandó todas las cosas buenas que fue capaz de reunir ese año a la mansión, dándoselas todas a Chang Geng; desde joyería hasta tesoros y armas, algunos con fallas y desperfectos, y así sucesivamente.

En ese mismo día, el Chang Geng de quince años de edad se encerró en su habitación y, junto con una daga de Lou Lan que Gu Yun le obsequió, soportó otro ataque del Hueso de la Impureza.

Más tarde tomó una decisión: él no quería vivir la vida de alguien que era dejado de lado. No quería seguir al viejo profesor y al precavido instructor solo para aprender artes literarias y marciales en el papel. Quería viajar y ver el mundo exterior.

En el primer día del año, Chang Geng fue al palacio con Zhu Pie Pequeño para darle al Emperador el saludo del Año Nuevo, completando su deber.

Luego, se quedó en la mansión hasta el día dieciséis del primer mes, le dijo a la cocina que preparara un cuenco de fideos de longevidad, los llevó a su recámara y se los terminó por su cuenta. Después anunció con calma una decisión que hizo estallar a todos los ocupantes de la casa.

Chang Geng: –Tengo la intención de vivir en el Templo Hu Guo por un tiempo.

Vio la cara del viejo mayordomo palidecer en un tono verdoso y agregó: –Tío Wang, quédese tranquilo, no quiero ser un monje. Solo quiero seguir al Maestro Lio Ran por un tiempo, a la vez, también puedo rezar por mi yifu.

Viejo mayordomo: –…

¿Qué más podía decir el anciano? Solo pudo soportar el dolor en el pecho y preparar el dinero del incienso, luego pidió a los guardias mandar a Chang Geng, Ge Pang Xiao y Cao Niang Zi al Templo Hu Guo.

El viejo mayordomo de la mansión sintió que quizás esta familia había sido maldecida por una antigua bruja. Una vez que uno entraba por la puerta, ya fuera un niño nacido en la familia o un niño adoptado de otro lado: todos eran igual de difíciles de tratar. El anciano mayordomo todavía recordaba la terrorífica expresión en la cara de Gu Yun cuando era un niño pequeño. Era similar a un lobezno que ha sido herido, odiaba a toda la gente a su alrededor sin importar la razón o de quién se trataba.

A pesar de que se enfrentó a muchos problemas y dificultades, esa persona finalmente fue capaz de crecer y ahora era suficientemente competente como para sostener a la familia.

Ahora había otro que era incluso más impredecible.

Después de que Gu Yun se fue, Chang Geng comenzó a correr al Templo Hu Guo todos los días.

Había muchos otros con quienes pasar el tiempo, ¿por qué amaba pasar el tiempo en un templo? Su Alteza, el Cuarto Príncipe Li Min, rara vez pisaba fuera de la puerta, pero cuando lo hacía era para un propósito excepcional.

El viejo mayordomo estaba lleno de innumerables temores y todos los días le preocupaba que Chang Geng fuera a afeitarse la cabeza.

Pero él sabía que los chicos de quince años eran los menos dispuestos cuando se trataban de la persuasión de un anciano, por no mencionar que Chang Geng no era su propio hijo. El viejo mayordomo no se atrevía a interferir mucho con su vida, pero fue a convencer a Ge Pang Xiao y Cao Niang Zi para que estuvieran de su lado.

Cuando Cao Niang Zi escuchó esto, sus ojos se abrieron al punto de causar se cayera que la sombra de ojos en sus parpados. Dijo con furia: –¿Qué? ¿El burro calvo quiere engañar a mi hermano mayor para convertirse en un monje?

Los hombres con buena apariencia eran tan raros como plumas de fénix y cuernos de dragón. El Mariscal Gu se fue de inmediato, ni siquiera su sombra podía verse en ese momento. Solo tenía a Chang Geng alrededor de él y, Chang Geng, incluso después de alcanzar esta edad, continuaba sin dar señales de irse a convertir en alguien feo: esto ya era muy difícil de encontrar, pero ahora también estaba el peligro de que se transformara en una cabeza calva. Inmediatamente, Cao Niang Zi se volvió un aliado del viejo mayordomo.

Al día siguiente, se vistió deliberadamente con ropas de hombre e insistió en ir con Chang Geng para ver el sagrado escenario del budismo. Cuando dejó la puerta, se enrolló las mangas e hizo un gesto de “decidido a tener éxito” al par de marionetas enfrente de la puerta.

Las marionetas no eran humanas, solo podían ver a su extraña postura al caminar con aturdimiento.

No obstante, cuando volvió del Templo Hu Guo esa noche, Cao Niang Zi nunca mencionó el tema de “obligar al monje hechizante a revelar su verdadera forma” y, desde entonces, abandonó su bando para unirse el equipo contrario e ir a escuchar las enseñanzas de Buda todos los días. La razón no podía ser otra más que “el monje hechizante simplemente era muy apuesto”.

A pesar de que el Mariscal Gu también era bien parecido, desafortunadamente era bastante agresivo y no podía sentarse tranquilamente para que otros lo apreciaran. Pero el Maestro Liao Ran era diferente, Cao Niang Zi pensó que él era sencillamente un loto deambulando en este mundo, si se colocaba en un estanque, podría ser inmortalizado por generaciones. Solo darle un vistazo al hombre podía hacerlo feliz durante días.

El viejo mayordomo no podía imaginarse qué clase de hechizo había lanzado el monje sobre los dos chicos y tuvo que ir a buscar a Ge Pang Xiao.

Ge Pang Xiao no podía rechazar una causa justa, así que fue con ellos.

Unos días después, Ge Pang Xiao también cambió de bando.

Porque el Maestro Liao Ran, además de leer las escrituras de Buda, también era muy conocedor y experto de una vasta variedad de marionetas y otras máquinas que funcionaban a base de ziliujin. Ge Pang Xiao incluso se encontró con gente del Instituto Ling Shu en su casa.

El chico que anhelaba abordar el Cometa Gigante que volaba en el cielo incluso en sus sueños se inclinó directamente bajo los pies de Buda sin pensarlo dos veces.

A lo largo de ese año, el viejo mayordomo en realidad se había acostumbrado a Chang Geng corriendo hacía el Templo Hu Guo después de unos días, no le prestó mucha atención al inicio.

Inesperadamente, Su Alteza adoptó los malos hábitos en lugar de los buenos. Después de llegar al Templo Hu Guo, siguió el ejemplo de Gu Yun y desapareció sin decir adiós.

Primero instruyó a los guardias, explicando que él y el Maestro Liao Ran cerrarían la puerta para meditar en paz por un rato, las personas ajenas no deberían molestarlos. Los guardias, por supuesto, no se atreverían a interrumpir y solo permanecieron fuera de la puerta.

En la noche del mismo día, Chang Geng tomó con él a los dos traidores y siguió al maestro Liao Ran para viajar a Jiangnan[2].

Después de unos días, los guardias reconocieron la anormalidad y fueron a buscarlos, pero solo pudieron encontrar una carta en la habitación Zen.

El viejo mayordomo quería llorar. Por un lado, tenía que mandar a alguien para notificar al Emperador mientras enviaba una carta a Gu Yun al mismo tiempo.

El Emperador fue muy generoso al oír las noticias. Primero que nada, a él no le importaba mucho este hermano menor que salió de la nada. Segundo, como creía en el budismo, también tenía una confianza ciega en el Maestro Liao Ran. Cuando escuchó que Chang Geng lo estaba siguiendo para viajar, no pudo más que sentir admiración, odiando el estar atado por la vida común y no poder seguir al Maestro para disfrutar de su conocimiento.

Gu Yun estaba muy lejos, fuera de alcance en ese momento y no se podía contar con él. Había noticias de que la Región Occidental estaba infectada con numerosos bandidos del desierto. Cada día, Gu Yun los perseguía a quién sabe dónde. Incluso cuando el mensajero llegó a la puerta de Xi Liang, si querían encontrar al Mariscal Gu de inmediato, solo podían confiar en la suerte.

A pesar de que Liao Ran era un monje, rara vez discutía sobre las escrituras y nunca habló de Dharma o los poemas budistas que eran difíciles de entender. La mayor parte del tiempo, conversaba sobre algo de conocimiento común. Como un monje, no daba la impresión de practicar su religión muy bien, parecía estar muy inmerso en el mundo mortal. Incluso iría tan lejos como para hacer comentarios acerca de las políticas actuales, pero siempre quemaría todo lo escrito después de que terminaban de dialogar.

Después de medio mes, en una pequeña casa de té en Jiangnan, tres adolescentes se sentaron con un monje alrededor de la mesa.

La temporada de cultivo de Jiangnan ya había comenzado, pero a simple vista, los campos no tenían muchas personas trabajando. Había tres viejos campesinos con sombreros de sol puestos observando las marionetas de hierro que estaban trabajando duro.

Comparadas con las intimidantes marionetas usadas para vigilar la mansión y para el entrenamiento de espada, esas pacificas marionetas de cultivo no lucían humanas: eran más similares a una pequeña carreta, corriendo de aquí para allá en el campo mientras exhibían una cabeza de buey tallada en madera, luciendo muy inocentes.

Este era el primer lote de marionetas de cultivo mandadas por la corte imperial, ejecutando su primera prueba en Nanjing.

Antes, cuando Ge Pang Xiao aún vivía en el pueblo de Yanhui, ya había desarrollado un extraordinario interés en las pilas de pedazos de cobre y hierro de Shen Yi. Sus ojos brillaban con fuerza mientras observaba a las marionetas.

Liao Ran dio unos golecitos a la mesa para atraer la atención de Chang Geng y los demás de vuelta a él. Después de un año, Chang Geng había sido capaz de entender su lenguaje de señas, el monje ya no tenía que escribir una palabra a la vez.

«He visto las marionetas de cultivo en los países extranjeros de occidente, una sola marioneta puede hacerse cargo fácilmente de un acre[3] de tierra. A pesar de que aún requiere una pequeña cantidad de ziliujin para funcionar, después de varias renovaciones y mejoras, el carbón es suficiente para soportar la mayor parte de su mecanismo de trabajo. Este costo puede ser reducido en una gran cantidad, se dice que una marioneta es inclusive más económica que una lámpara Chang Ming.»

Ge Pang Xiao: –Eso es algo bueno, ¿significa que desde ahora los campesinos ya no tendrán necesidad de despertarse temprano y quedarse despiertos hasta tarde para trabajar?

Las marionetas sometidas a la prueba fueron asignadas a Nanjing por la corte imperial. Los propietarios podían registrar sus nombres y llevarse uno, también eran responsables del subsecuente mantenimiento de las marionetas. Si los campesinos deseaban continuar haciendo la siembra por su cuenta, eran libres de hacerlo; sino, podían ceder la tierra que rentaron a las marionetas. Cuando llegara la temporada de cosecha en el próximo año, la renta se incrementaría un diez por ciento para compensar por el carbón y la pequeña cantidad de ziliujin que las marionetas usaron.

En el primer año, muy pocas personas lo hicieron, por lo que tuvieron que pagar un incremento en la renta. Pero cuando llegó el segundo año, este plan se difundió más y más. La gente llegó a reconocer que el poder de trabajo de esa cosa era mucho mayor que el de un humano. La renta aumentaba, pero la cantidad de comida que eran capaces de guardar para ellos mismos era todavía mucho más comparada con antes. En adición, ya no tenían que trabajar temprano por la mañana. Algo tan bueno como eso, ¿quién no quisiera unirse?

Por lo tanto, esta era la razón para los campos vacíos en Jiangnan, ni un solo agricultor podía ser visto.

Liao Ran sonrió y no dijo nada.

Chang Geng dijo de pronto: –No creo que esto sea algo bueno. Si las marionetas de hierro pueden reemplazar por completo a las personas, ¿para qué más se necesitaría emplear a la gente? La tierra rentada por los campesinos también pertenece a los oficiales locales. En los primeros años, esas personas todavía estarán de acuerdo en alimentar a los agricultores ociosos por el bien de los viejos tiempos, pero, ¿cuántos años puede durar?

Ge Pang Xiao estaba obsesionado con toda clase de máquinas, viéndolas incluso en sus sueños, dijo de inmediato: –¡Se pueden quedar y convertirse en mecánicos!

Cao Niang Zi: –Sobre esto yo sé, incluso si reunías las armaduras de acero de todas las fuerzas defensivas del pueblo de Yanhui solo dos mecánicos eran suficientes para darles mantenimiento. Ellos solo venían a buscar al prof… General Shen ocasionalmente, cuando estaban sencillamente demasiado ocupados, no necesitaban tantos mecánicos.

Ge Pang Xiao: –Ellos pueden encontrar algo más para hacer, como…

¿Cómo qué? Él no fue capaz pensar en nada por el momento. Antes, la condición de vida del carnicero y su familia no estaba del todo mal. A los ojos de Ge Pang Xiao, había otro sinnúmero de trabajos que hacer aparte de cultivar.

Cao Niang Zi luchó por retirar su mirada del rostro de Liao Ran y preguntó: –Entonces, si las personas no pueden encontrar trabajos, o un gran número de personas no puede encontrar trabajo, ¿se rebelarán?

Liao Ran bajó la mirada hacia él, la cara de Cao Niang Zi se ruborizó de un color rojo intenso.

El Maestro Liao Ran hizo un gesto: «Ellos no lo harán en estos años recientes.»

Los tres chicos permanecieron en silencio durante un rato, Chang Geng preguntó: –¿Es a causa de mi yifu?

Liao Ran sonrió y lo observó.

–Recuerdo que, en la Víspera de Año Nuevo de ese año, el tigre traído por los extranjeros se salió de control, la gente en la calle estaba en caos. Fue solo cuando vieron a mi yifu que finalmente se calmaron.

Chang Geng pausó y dijo: –Más tarde, escuché a la gente decir que había un mar innumerable de personas cerca de la Torre Qi Yuan. De no ser porque yifu los tranquilizó, más personas habrían perdido sus vidas solo por empujar y tirar.

Liao Ran: «Por traer a Su Alteza Real a viajar de esta forma, he cometido un gran crimen ofendiendo al Marqués del Orden. Si este asunto llega a salir a la luz en el futuro, rezaré bajo la espada del Marqués, Su Alteza preservará la miserable vida de este monje.»

Tanto Ge Pang Xiao como Cao Niang Zi rieron, porque pensaron que él solo estaba bromeando. Después de todo, en su impresión, Gu Yun siempre era alegre y agradable.

Liao Ran dejó salir una sonrisa amarga, saltándose este tema, señaló: «La gente común cuenta una leyenda en la que el Marqués anterior, con un ejército de treinta personas consiguió exitosamente que los lobos norteños inclinaran sus cabezas. Se dice que los soldados del Campamento del Hierro negro son enviados de los dioses con increíbles habilidades, nada puede herirlos. Con el Campamento del Hierro Negro sirviendo como una viga fuerte y robusta, aunque hubiera grupos rebeldes hechos por turbas de civiles, sería difícil para ellos crecer a gran escala.»

Chang Geng se sentó derecho: –Pero oí a las personas decir que, si uno desea demoler una casa, lo primero que hay que hacer es romper la viga.

Liao Ran observó al hombre joven frente a él, si Gu Yun regresara, quizás ya no reconocería a Chang Geng. En tan solo un año, se disparó unos cuantos centímetros a lo alto, y los indicios de la infancia en su rostro habían desaparecido por completo.

El chico que sintió ansiedad solo por salir en año nuevo en ese momento estaba sentado en una pequeña casa de té en el campo de Jiangnan, charlando con el monje acerca del sustento de la gente.

Liao Ran: «Su Alteza Real no tiene que preocuparse, el Marqués hace mucho tiempo que está al tanto de este asunto.»

Chang Geng recordó la caligrafía “El mundo no puede ser evitado” en la habitación de Gu Yun y fue sorprendido por las repentinas olas de añoranza y la sensación de ausencia saliendo de su corazón. Se sentó en silencio por un momento, dejando que todo su anhelo se elevara libremente. Dejó salir una sonrisa triste, luego alzó la copa de té, terminándosela de una sola vez.

Gu Yun, a quien Chang Geng estaba extrañando enormemente, todavía estaba en el desierto de la Región Occidental. Había estado confrontándose con el más grande grupo de bandidos del desierto en el área local durante más de un mes.

La puerta de Xi Liang ya no lucía desolada como antes. Desde que la Gran Liang y el Papa firmaron el tratado, todo el camino de la puerta de Xi Liang se había convertido en un tesoro de riqueza. Comerciantes y turistas rápidamente se reunieron, la población de los pueblos cercanos se había disparado; los occidentales, la gente de los Planos Centrales y las personas de otros pequeños países vecinos de la Región Occidental vivían juntos.

Lou Lan, que estaba ubicado a la entrada de la Ruta de la Seda, se había convertido en un lugar de comercio. Ellos rápidamente pasaron de ser un pequeño país del que nunca se había oído antes a una tierra de oro.

Las personas de Lou Lan eran alegres y agradables, vivían y trabajaban en paz, nunca causaban problemas. En el pasado, la Rebelión Occidental no tuvo nada que ver con ellos. Su relación con la Gran Liang siempre había sido muy favorable. Por lo tanto, el Emperador había colocado especialmente ahí la entrada de la Ruta de la Seda.

–Mariscal, el grupo de Xiao Jia ya ha tomado el nido de los ladrones, ¿actuamos ahora?

Gu Yun: –¿Qué están esperando? ¡Capturen a su líder, esta noche iremos a conseguir una comida gratis a con el Príncipe de Lou Lan!

Mientras decía esto presionó ligeramente sobre sus párpados.

Shen Yi: –¿Le pasó algo a sus ojos de nuevo…?

–No, –Gu Yun se quejó: –mis párpados siguen saltando, quizás…

Él todavía no había terminado cuando un guardia se acercó de repente y le tendió una carta: –¡Mariscal!

Gu Yun: –Oh, ¿de dónde es?

Guardia: –Una carta familiar desde la mansión fue enviada a la puerta Xi Liang. El sirviente de la familia fue incapaz de encontrarle por lo que la transfirió a la gente de Lou Lan para entregarla aquí.

“Tal vez es una respuesta de Chang Geng.” pensó Gu Yun mientras su mano la abría, había estado esperándola con muchas ansias.

Entonces Shen Yi vio que la expresión de Gu Yun cambió lentamente.

Shen Yi: –¿Qué ocurrió?

–Liao Ran, ese burro calvo, será mejor que no caiga en mis manos. –dijo Gu Yun con resentimiento, caminando de un lado otro en su campamento, con ambas manos detrás de la espalda. Luego, dio una patada a la pequeña mesa. –Prepárame un par de Águilas Negras, Ji Ping, te quedas temporalmente a cargo de las cosas aquí en mi lugar.

Referencias

Referencias
1 NTE. 家信Es una carta que va dirigida a un familiar, o una carta que va dirigida o proviene de tu hogar.
2 La palabra Jiangnan 江南 está basada en el nombre chino por el nombre del río Yangtsé, Cháng Jiāng, y nán significando "sur”. Es un área geográfica de China refiriéndose a las tierras inmediatamente al sur de las partes bajas de este rio, incluyendo la parte del sur del delta Yangtsé.
3 1 acre equivale a aprox. .4-.5 hectáreas, entre 4000 y 5000m².

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2 comentarios

  1. hola.. primerameramente muchas gracias… y segundo, estaba leyendo cuando me di cuenta que el capitulo 26 esta repetido, cuando ingeso al cap. 27 me dirige al 26

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