116. ¡A Todo Vapor!

Cuando rugió la primera locomotora…

En el noveno año de Long An, Jia Lai Ying Huo murió. El Príncipe Heredero sucedió el trono y anunció oficialmente su rendición por parte de las Dieciocho Tribus. El nuevo Rey Lobo renunció a su título real, se arrodilló e hizo reverencia hacia el decreto del Emperador. La totalidad de las Dieciocho Tribus, con una población pequeña y un territorio extenso, se incorporaron a Shuobei, la provincia más al norte de la Gran Liang. Todos los nobles que se rindieron serían controlados por el gobernador de Shuobei.

En esta ocasión, las Dieciocho Tribus ya no tenían que continuar pagando tributo a la corte imperial y fueron integradas dentro del sistema general de impuestos de hacienda. Los extensos campos de ziliujin serían minados y el material sería transportado por una institución especial establecida por la corte imperial.

Toda la nación de la Gran Liang celebró.

Shen Yi se quedaría de momento para delegar los deberes, mientras que Gu Yun tuvo que regresar a la capital para hacer su reporte. Cao Niang Zi se unió a él. Chen Qing Xu acababa de hacer una copia completa del arte secreto de la Diosa, pero aún no la digería, ella también se despidió para regresar con la familia Chen.

Antes de partir, Gu Yun la llamó a un lado. Al principio, quería preguntar si había cierta posibilidad de que hubiera un antídoto. Más tarde, pensó que era una pregunta innecesaria. Chen Qing Xu, una persona responsable, nunca lo confirmaría de antemano. A lo mucho, ella diría “haré mi mejor esfuerzo”. De esta forma, no había más que decir. Al final, el agradeció a Chen Qing Xu de manera muy solemne y añadió: –Todo dependió de la señorita Chen.

Chen Qing Xu no se atrevió a aceptar la cortesía, rompiendo la norma y explicando a Gu Yun: –En estos dos días, Xiao Cao me ha ayudado mucho a traducir. No existe división entre la hechicería y los venenos en los artes secretos de la Diosa. Muchas prácticas extrañas e inimaginables son sólo rituales, cuáles son verdaderamente significativos y cuáles son sinsentidos, es difícil para mí decirlo con certeza en este momento. Mariscal, por favor deme algo de tiempo.

Gu Yun dijo apresuradamente que no había problema.

Chen Qing Xu sacó un sobre sellado nuevamente y le aconsejó: –Todas estas son prescripciones nutricionales. No son efectivas si se toman sólo una o dos veces, sino que tienen que apoyarse en el tiempo para nutrir lentamente. El cuerpo del Mariscal ha perdido demasiado, sigue siendo mejor que nada. La droga que normalmente usa debe ser controlada sin importar qué.

Gu Yun asintió y lo guardó. Al alzar la mirada, atisbó a Shen Yi al otro lado con ojos anhelantes.

Shen Yi lo miró. Gu Yun lo conocía desde hacía muchos años. Por primera vez, descubrió que los ojos de Shen Ji Ping podían ser lo suficientemente expresivos como para regañar a la gente, claramente notó la rabia que despedían esos ojos: “¿Dónde encontraron ustedes dos tantas palabras que decir?”

Gu Yun lo contempló y pensó para sí, “Tú te estás haciendo esto a ti mismo. ¿Estás esperando que una mujer que nació silenciosa por naturaleza inicie una conversación contigo? Hay desperdicios cada año, pero especialmente en este año hay muchos[1].”.

Los dos hombres pelearon por un momento con sus miradas a través del aire. Finalmente, Shen Yi no pudo evitar acercarse. Primero, dijo a Gu Yun infelizmente, –Es tiempo de partir, Mariscal. No se retrase.

Luego se volvió hacia Chen Qing Xu.

Gu Yun no quiso continuar mirando más su torpeza [2]. Dio un ligero golpecito en la espalda de Shen Yi con su látigo y se alejó cabalgando.

Cuando Gu Yun regresó a la capital para hacer su reporte, la gente común lo había escuchado primero, pasando las palabras de boca en boca. Ese día, las calles y callejones estaban atiborrados de gente, esperando para dar un vistazo al General del Campamento del Hierro Negro. Inesperadamente, después de esperar por un largo tiempo, no hubo nada: viniendo de la estación de mensajería y el Campamento del Norte solo había unos cuantos oficiales civiles que habían sido enviados por parte de la corte imperial, acompañados por la Guarnición de la Frontera Norte y un general desconocido por muchos del Campamento del Hierro Negro.

Gu Yun se había buscado para sí un carruaje pequeño y discreto para ir a casa, y fue directamente al palacio por una audiencia con el Emperador al día siguiente.

El solía amar el trotar a través de los mercados, con una carreta llena de las frutas que le lanzaban, entumiéndose los párpados por guiñarle el ojo a todas las damas con la cara limpia al lado del camino. Pero ya no le gustaba más hacer esa clase de cosas. En primer lugar, Jiangnan aún tenía que recuperarse, no había cara para dar.  En segundo lugar, poco a poco le comenzó a disgustar tanta pompa y barullo, no podía decir porqué, quizás ya estaba cansado, tal vez ya se había vuelto viejo.

En ese momento, Chang Geng estaba de camino al norte, sin saber que lo estaba reteniendo, aún no regresaba. Como Chang Geng no estaba en casa, Gu Yun no tenía nada que hacer más que escuchar los regaños del loro.

No se atrevió a relajarse para comer y dormir durante tres o cinco días con el fin de cultivar su vitalidad: esas eran las maneras de una persona joven. Él ya no podía darse el lujo de tales cosas, si realmente relajaba las cuerdas de su mente, temía que lo que le esperaba no fuera “buen ánimo”, sino una grave enfermedad.

Por lo tanto, fue con Li Feng para una rápida comparecencia, luego fue a Jiangbei.

Antes de que Gu Yun partiera, el Maestro Feng Han lo visitó.

El Maestro Feng Han ni siquiera tuvo tiempo para beber té después de sentarse, llevándose apresuradamente a Gu Yun: –Mariscal, Su Alteza Yan Wang me escribió y me pidió que le mostrara algo antes de que parta.

Gu Yun dijo con una sonrisa, –¿Por qué? ¿Fabricó el Maestro Feng Han un Monstruo Marino?

Zhang Feng Han rio y no respondió, actuando de manera misteriosa. En los últimos años, siempre llevaba una cara de no tener a nadie que se encargara de su funeral. Resultaba que era porque no tenía nada que hacer. En estos años, vivió en el Instituto Ling Shu durante todo el día. En lugar de eso, era como un viejo árbol que había florecido, había colores en su rostro como si hubiera conocido a una hermosa anciana.

Gu Yun tuvo que subirse al carruaje del anciano y tomó el trabajo de servir el té, vertiendo el agua automáticamente, sin permitir que Zhang Feng Han se deshidratara por hablar demasiado: –El Maestro Feng Han se ha vuelto más fuerte con la edad, en verdad hace que la gente sienta envidia.

Zhang Feng Han rápidamente dijo “no me atrevo” y recibió la taza de té. Su blanca barba se levantó mientras sonreía: –Sólo cuando la corte imperial tiene uso para este viejo tiene mi vida algo de alegría. A todo el mundo le repugnan los sucios motores y las armaduras de acero. Pero yo amé esta línea de trabajo desde que era un niño. No sólo lo amo, sino que también amo sus frutos. ¿No es algo hermoso?

Gu Yun lo meditó por un momento y sintió que era muy cierto, pero desafortunadamente, esta lógica no podía ser aplicada consigo mismo: es normal que las personas amen los motores de fuego y las armaduras de hierro, y es propio de los seres humanos servir como oficiales y amar los altos rangos y la riqueza; pero cuando se trataba de él, si fuera a decir amaba combatir en guerras, asesinar personas… no era algo sensible.

Pero fue él quien escogió este camino.

¿Por qué?

Por un momento, Gu Yun no pudo decirlo. Todo lo que él recordaba era que odiaba “ir a la frontera” cuando era niño, porque significaba ser separado de sus compañeros de juego, ver a su terrible padre cada día y no ser capaz de dormir o comer bien.

Cuando estaba en su adolescencia, fue puesto en el campo de batalla por los viejos subordinados de su padre. Antes de que su joven pasión pudiera elevarse, ya había cometido un error ni muy grande ni muy pequeño en su primera batalla: más tarde, se acostumbró gradualmente a los días de comer arena en las áreas fronterizas, también pasó varios años siendo joven y frívolo.

Cuando escuchó la verdad sobre el incidente del Campamento del Hierro Negro de parte de Jia Lai, su intención original de expandir el territorio se extinguió por completo. Cada día, parecía que él sólo intentaba cumplir con sus deberes.

Mientras todo el país estaba inmerso en la alegría de la victoria en el norte y la próxima recuperación de Jiangnan, el comandante de los cuatro lados y un anciano estaban sentados en un carruaje destartalado, cuestionándose su propia elección, y no podía entenderla.

Rememoró la vida que había tenido, dándose cuenta de que ya fuera la amplia trayectoria de su carrera, caminando a través de la ciudad y reuniendo el corazón de cada belleza; o heroísmo sin igual, cargando sobre el corcel de hierro, permaneciendo en lo alto y bajando la mirada hacia el mundo… ahora, todo eso era muy borroso.

En ese instante, todo lo que era capaz de recordar fueron los momentos cuando quiso dejar su deber.

Justo mientras su mente divagaba, Zhang Feng Han dijo, –Mariscal, hemos llegado.

Gu Yun, que había reunido todas las viejas memorias cubiertas de polvo, puso una expresión expectante para hacer feliz al anciano: –¿Aún no me ha dicho que es lo que ha creado el Instituto Ling Shu?

Mientras su voz se desvanecía, repentinamente sintió que el suelo vibraba de forma extraña, como si hubiera algo enorme moviéndose sobre él, y escuchó sonidos de exclamaciones provenientes del exterior del carruaje.

Gu Yun salió de un salto de la carroza y se congeló.

Vio algo enorme que yacía frente a sus ojos. Gu Yun dijo: –¿Esta es… la locomotora de vapor?

Como si los dibujos que vio una noche fría en la estación de mensajería hubieran cobrado vida. La parte frontal de la locomotora tenía tallados cientos de caballos al galope. La crin de la cabeza del caballo al frente fluía, luciendo como si estuviera levantando su cabeza hacia atrás para dejar salir un prolongado relincho. Detrás de él, había secciones que parecían poder contener muchas cosas muy bien. Los complicados dispositivos de las ruedas estaban expuestos, los cuales podían hacer que uno se mareara. Un hombre común como Gu Yun no podía decir en lo absoluto cuáles partes eran en verdad útiles y cuáles eran meramente decorativas.

–La vía está en construcción. Esta sección es sólo para una carrera de prueba y no es muy larga. –la nariz de Zhang Feng Han estaba sudando de emoción. –¡Ge Chen! ¿Dónde está Ge Chen?

Una pequeña cara redonda apareció en la ventana detrás de la cabeza de caballo: –¡Ah, Maestro! ¡Marqués!

Zhang Feng Han: –¡Muéstrale al Mariscal como luce nuestro tren cuando se mueve!

Ge Chen estiró su cuello y aulló: –¡A la orden!

Después de eso, se retiró hacia la parte delantera del tren. Un joven del Instituto Ling Shu que parecía un mono sostenía dos banderas y las ondeó enfrente por un momento. La locomotora de vapor se encendió entonces lentamente. El aroma del ziliujin que sólo Gu Yun podía detectar flotó a través del vapor que salía por el techo. Entonces, el largo clamor de un cuerno se oyó. La serie de vagones detrás del cuerpo no afectaron el movimiento de la cabeza. Corrió de manera estable, tomando más y más velocidad, corriendo más y más rápido…

Desapareciendo finalmente de la vista de Gu Yun.

Un grupo de miembros enloquecidos del Instituto Ling Shu comenzó a vitorear de nuevo. Zhang Feng Han solo podía mantener el orden con su voz: –¿Qué hay de la regla? ¡La regla! Enfrente del Marqués del Orden, ¿pueden guardar algo de dignidad por mí?

Nadie lo escuchó.

Zhang Feng Han tuvo que volverse hacia Gu Yun y decir torpemente: –Mariscal, qué embarazoso. Ellos han estado haciendo esto durante los últimos dos días, gritando cada vez que corre el tren, es inútil sin importar quien venga… Ah, para serle honesto, esto fue gracias al Maestro Du que compró los planos a un alto precio usando sus conexiones en el extranjero. Sin embargo, ya fueran o no los extranjeros que ayudaron invadir nuestra dinastía, fueron muy traicioneros, ocultando diversas técnicas. Desde la recolección de tierras a lo largo del canal hasta ahora, innumerables piezas de hierro refinado y hierro negro ha sido descartadas. De no ser por la ayuda de Su Alteza Yan Wang detrás de escenas, este proyecto habría sido abandonado por las personas de arriba… no fue fácil para estos niños, por favor, no les preste atención.

Gu Yun permaneció en su lugar con sus manos detrás de su espalda, todavía mirando en la dirección por la que desapareció el tren de vapor. A decir verdad, él también quería gritar junto con el grupo cercano del Ling Shu, pero, temiendo asustar a los otros, tuvo que obligarse a mostrar una coraza estable, no obstante, su corazón ya se encontraba muy lejos junto con el largo tren conducido por ziliujin.

La vía que parecía una arteria fue tendida a lo largo del canal, de ahora en adelante, la tierra de Liangjiang ya no seguiría estando lejos del Emperador.

Gu Yun no pudo evitar el pensar en la visión que Chang Geng le comentó una vez: “…todas las máquinas corriendo sobre el suelo se encuentren en los campos, que los Cometas volando en el cielo estén llenos con viajeros ordinarios quienes llevan a sus familias a casa para visitar a sus parientes…”

Gu Yun se volvió a Zhang Feng Han y dijo con una sonrisa sincera, –Que suerte que no haya renunciado a mi deber a lo largo de tantos años. De otra forma, ¿dónde podría encontrar una oportunidad para presenciar este objeto divino tan pronto?

El Maestro Feng Han era completamente incapaz de entender sus sentimientos, –Jajaja, el Mariscal está bromeando.

Gu Yun no sabía que nombre se le daría en los libros de historia después de cien años a partir de ahora. De cualquier manera, él estuvo ahí en la Región Occidental combatiendo la rebelión dos veces, estuvo ahí cuando la capital estuvo a punto de colapsar, estuvo ahí en la Frontera Norte cuando se rindieron. Cuando rugió la primera locomotora, él también estuvo ahí…

De esta forma, la confusión que se había aferrado él durante todo el camino se deshizo fácilmente. Descubrió un poco de diversión en el “estoy en todas partes”.

A comienzos de mayo, Gu Yun partió hacia el sur y averiguó que Yan Wang estaba en el camino oficial. Simplemente renunció a la Águila y cabalgó a lo largo del camino oficial con un equipo de Caballería Ligera. Como lo esperaba, en Zhili, que no estaba lejos de la capital, su plan de “encontrarse con Yan Wang por casualidad”, que había estado preparando durante un largo tiempo, se volvió realidad.

Chang Geng no tenía intención de retrasar su viaje. Pero el “afiló su espada y no perdió la oportunidad para cortar la leña[3]”. Se encontró con toda clase de gente que necesitaba ver uno por uno en su camino a la capital de manera que, tan pronto como arribara, estaría listo para desatar una tormenta de inmediato, sin dejar espacio para que nadie hiciera su movimiento.

Era un camino lleno de esquemas. No esperaba encontrarse con Gu Yun, que no estaba en ningún lugar a la vista. Al inicio, cuando escuchó a su subordinado reportarle esto, casi se cayó del carro.

Frente a las demás personas, los dos pretendían tener un entendimiento completo de la etiqueta. Tan pronto como llegaron a la posada en la estación de mensajería donde iban a descansar temporalmente, él cerró la puerta y mandó lejos a todas las personas irrelevantes. Chang Geng deseaba poder pegarse a Gu Yun, tocándolo de arriba abajo por un momento: –¿Por qué cabalgaste por el camino oficial? ¿No te sientes cansado? ¿Fuiste herido en el norte? Dame tu muñeca… ¿Cómo ha sido tu dieta en estos días? ¿dijo algo Chen Qing Xu?

Gu Yun se recostó a un lado, escuchándolo sacar las normalmente extensas palabras de sus cartas, preguntándolas oralmente de nuevo. Sin prisa, sonrió y preguntó: –¿Cuál quieres que reporte primero?

Chang Geng río por un rato, pero también descubrió que estaba demasiado excitado: –¿Por qué no usaste las Águilas para un camino tan largo?

Gu Yun: –Las cambié en la estación de mensajería de enfrente.

Chang Geng estaba aturdido. De pronto, se percató de la implicación de Gu Yun y levantó su cabeza con asombro: –Tú… porque…

–¿No? He estado esperando durante un largo tiempo en el camino para asaltar a Su Alteza Real Yan Wang. –Gu Yun extendió sus brazos y se apoyó a ambos lados de la cabeza de Chang Geng, descansando su mentón sobre el hombro de Chang Geng, diciendo lentamente, –Si quieres pasar por aquí, deja tu dinero.

La garganta de Chang Geng se movió un poco, recordó la palma que había sido enviada a través de miles de kilómetros: –¿Robaras mis posesiones o mi cuerpo? En cuanto a las posesiones, hay una mansión real, un patio aislado, una tienda especializada en vender cosas extrañas, y…

Gu Yun pretendió estar sorprendido y dijo: –¿Tan rico? Encontrándome esta clase de oveja gorda en mi primer robo, qué suertudo… ¡Entonces tendré que robar tu cuerpo!

Chang Geng rio y súbitamente tiró de él hacia abajo, recostándolo sobre su estómago y dijo al oído de Gu Yun: –Yifu, debiste haber visto el tren de vapor. ¿Qué hay de lo que me prometiste?

Gu Yun inmediatamente cambió de opinión: –Tú ves mi boca. Hace un momento estaba mal. Lo diré de nuevo: niño, mejor vas sacando tu dinero.

Chang Geng actuó “lastimosamente” como un consentido y dijo enseguida de su oído: –No hay dinero, todo el dinero ha sido tomado por mi hombre para beber y jugar, ¿no puedo venderme en lugar de eso?

Él permaneció en el campamento de Liangjiang durante varios meses, casi adoptando su acento. No sabía dónde había aprendido a hacer una voz tan suave. Las palabras “mi hombre” se prolongaron dentro del oído de Gu Yun, haciendo que sintiera un hormigueo en su espalda. No había método para tratar con esta clase de “querido” más que darle todo lo que deseara, dejándolo hacer como le plazca.

Desafortunadamente, los dos sólo tuvieron una rápida noche de calidez íntima. Al día siguiente tuvieron que guardar su equipaje y pasar de largo uno del otro: uno hacia el norte y otro hacia el sur, como si cambiaran de turno.

Yan Wang regresó oficialmente a la corte y tomó el mando del Gran Consejo.

Fan Qin preparó silenciosamente dos partes de un ensayo. Si Yan Wang fallaba para lidiar con los billetes Feng Huo, acusaría a Yan Wang de ser un desastre para el país y su gente. En esos días, fue tan corto de miras que promovió los billetes Feng Huo que habían provocado el caos actual.  Quizá pudiera abolir varias de las reformas al gobierno oficial de Yan Wang y restaurar la corte a su estado original.

Si esos magnates que no respetaban al Ministerio de Hacienda tenían éxito en tratar con los billetes Feng Huo después de la aparición de Yan Wang, habría lugares de sobra para criticar. ¿No siempre hacía gala Yan Wang de sí mismo como un hombre honesto e independiente, sin grupos ni facciones? Fang Qin sabía que él y Du Wan Quan y su grupo tendrían pronto su plan, pero no fue capaz de encontrar su punto débil. Esta vez, él saldría y diría: “Como un príncipe, usted tiene todo lo posible para transferir el poder financiero nacional a este grupo de comerciantes ambiciosos que se han hecho a la mar varias veces e incluso tienen conexiones con los occidentales, ¿qué está planeando?”

Fang Qin estaba completamente preparado y nunca planeó dejar moverse a Yan Wang. Cuando él y Yan Wang pasaron uno al lado de otro y se saludaron asintiendo mutuamente en la Gran Reunión de la Corte, Fang Qin sintió que Yan Wang tampoco iba a dejarlo ir.

El autor tiene algo que decir:

Ya casi hemos terminado =w=

Entra aquí para ver la ilustración de lo que pudo haber ocurrido en el encuentro entre Chang Geng y Gu Yun de este capítulo.

Referencias

Referencias
1 NTE. Esta frase también puede interpretarse como “cada año eres un inútil… especialmente en este”
2 NTE. Dicho original: “no se puede tirar un pedo con tres piernas”.
3 Básicamente significa “una mayor preparación acelera la velocidad al momento de ejecutar un trabajo”.

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10 comentarios

  1. No ví ninguna ilustración ??????. No sé donde hay un link. Pinché en la palabra aquí , y me manda a twiter , pasa q no puedo iniciar sesión en twiter . No me permite acceder???

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