109. Diez Años
Ahora, en el húmedo y frío frente de batalla de Jiangbei, esos diez años se habían reducido a unos centímetros, y él los había atravesado en un paso.
El soldado se llevó un susto de muerte, aturdido en su lugar y fue empujado a un lado por Chang Geng. A Chang Geng se le pusieron todos los pelos de punta, sus manos y pies estaban más helados que el clima invernal en Jiangbei.
Gu Yun solo estaba sufriendo de un dolor en el pecho al inicio, después de escupir la sangre, se había sentido un poco mejor, pero la tos no se detenía. El frente de su ropa estaba manchado de sangre. Él no podía ver claramente qué había en torno a él, agitando su mano alrededor, –No hagas un alboroto… cof, no… cof…
Chang Geng suprimió su espíritu que se encontraba al borde del colapso y estaba a punto de cargarlo cuando súbitamente, escuchó a Gu Yun clamar vagamente: –…Chang Geng…
Respiro hondo y se inclinó para escuchar, –¿Hm?
La nariz de Gu Yun estaba colmada con el aroma de la sangre. Esta vez, incluso su sentido del olfato no estaba funcionando, parecía que solo su cerebro continuaba claro, como si estuviera en su último momento, habló intermitentemente, –Chang Geng… Yan Wang llegará estos días. No se permite que este asunto se extienda, especialmente a él… no dejen que se entere…
El corazón de Chang Geng se resquebrajó, con sus ojos rojos, le dijo al guardia enseguida de él. –¡Pide al doctor militar que venga!
El guardia salió corriendo.
Yao Zhen estaba realmente agotado tanto mental como físicamente, quería llorar, pero no tenía lágrimas. Simplemente sospechaba que el feng shui del Campamento Jiangbei no era bueno. Una persona acababa de caer, y otra le siguió, ni siquiera un ancestro podía darse el lujo caer. En el momento no pudo evitar el pedirle al Maestro Liao Ran, quien vino junto con Chang Geng, –¿Está aquí para realizar ritos budistas por el funeral del Viejo Zhong? Los rituales budistas no son urgentes, ¿no debería primero cantar sutras para exorcizar a los espíritus malignos?
El maestro lo miró con impotencia y expresó con un ademán, «Un mudo no puede recitar sutras.»
Chang Geng pensó que como él había seguido a la señorita Chen para estudiar medicina todo ese tiempo, podía ser considerado un medio-doctor. Pero en un momento crítico, descubrió que, respecto a un paciente, él era realmente inútil. Mientras veía la sangre de este hombre, su mente ya se había quedado en blanco, todos los libros de medicina que había aprendido parecían haber sido devueltos a la señorita Chen, ni qué decir de hacer ningún tratamiento.
Todos los mejores doctores militares en el Campamento de Jiangbei fueron reunidos en la tienda del Mariscal que acababa de ser despejada antes de que nadie pudiera vivir ahí. Todo el que entraba y salía estaba muy nervioso. Chang Geng sostuvo a Gu Yun en su agarre sin dejarlo ir, él tampoco sintió que estaba siendo una obstrucción, sentándose a un lado silenciosamente, haciendo temblar a los doctores militares.
Liao Ran estaba parado en la puerta con preocupación, había escuchado cómo Chang Geng había terminado convertido en un erizo ese año cuando la capital estaba en peligro. En este momento, él realmente temía que Chang Geng fuera a sufrir un ataque en el Campamento de Jiangbei: no había ni una sola persona aquí que pudiera suprimirlo.
Sin embargo, más allá de sus expectativas, Chang Geng permaneció muy quieto desde el principio hasta el final. No dio la más ligera señal de volverse loco, la vaga oración de Gu Yun: “no dejen que se entere” era como una aguja, fijando su alma en su cuerpo.
Chang Geng repentinamente sintió que había estado pidiendo demasiado a Gu Yun, y descuidadamente se había estado volviendo más y más ambicioso. Nunca lo había dejado tener paz mental. ¿Cómo se hizo todas esas nuevas y viejas heridas mientras que a él se le había ocultado la verdad sobre todas ellas? Chang Geng pudo imaginar cuantas veces, mientras Gu Yun estaba en un lugar donde él no lo podía ver, herido y enfermo al mismo tiempo, todavía tenía que decirle a los demás que bloquearan las noticias, impidiendo que él se enterara.
–Su Alteza, –dijo un doctor militar precavidamente, –el que el Mariscal haya trabajado en exceso es la mitad de la causa de su enfermedad, y… er… en adición, en el último año o dos, ha sufrido heridas en el frente de batalla, hiriendo sus pulmones y órganos, la congestión no ha salido. Esta vez, a pesar de que parece peligroso, no es necesariamente algo malo.
Chang Geng escuchó, extendió silenciosamente su brazo para colocar su mano sobre el pulso de Gu Yun y obligó a sus nervios a calmarse. Incluso después de revisar a ciegas por un momento, él aún no podía llegar a una conclusión y tuvo que confiar en los diagnósticos de esos doctores militares. –Mn, –él preguntó: –¿qué medicina debería emplearse, ya lo han concluido los caballeros?
El doctor militar titubeó por un momento y dijo, –Uh… en este caso, es mejor no usar demasiada medicina, él debería descansar y calmar su mente…
Cuando terminó, incluso él mismo supo que estaba diciendo palabras innecesarias, mirando nerviosamente a las manos de Chang Geng que sostenían a Gu Yun con las venas azules marcándose. Tenía miedo de que Yan Wang lo fuera a arremeter contra él, pero después de esperar durante un largo tiempo con temor, Chang Geng no dijo nada, solo se sentó ahí aturdido.
Entonces, él dijo cortésmente, –Gracias, espero que hagan su mejor esfuerzo.
Varios doctores militares se sintieron aterrorizados por su gracia, haciendo una fila para salir, haciendo su mejor esfuerzo. Liao Ran entró silenciosamente y se permaneció lóbregamente frente a Chang Geng por un rato. Sin encontrar nada más que él pudiera hacer, estiró su mano y alisó ligeramente el ceño fruncido de Gu Yun, recitando silenciosamente mantras de Buda.
Chang Geng suspiró, –No lo haga, maestro, a él no le gusta Buda. ¿Va a hacerlo despertar del coraje?… ¿Tiene pájaros de madera con usted? Escriba una carta a Chen Qing Xu.
Liao Ran levantó la mirada hacia él.
Chang Geng dijo inexpresivamente, –Pregúntele cuántas cosas ha ayudado a Gu Zi Xi a ocultarme.
«Su Alteza, ¿se encuentra bien?» señaló Liao Ran.
Los hombros de Chang Geng se movieron ligeramente. Por un instante, Liao Ran sintió que estuvo a punto de romperse, pero Chang Geng no colapsó. Bajo la mirada hacia Gu Yun por un rato, e hizo algo que casi hace llorar al maestro del susto: estaba sosteniendo la mano de Gu Yun a pesar de sí mismo y lentamente besó su frente, el beso fue respetuoso y piadoso, casi se sentía solemne.
Liao Ran estaba boquiabierto mientras inhalaba un aliento frío.
Los ojos de Chang Geng no se retiraron de Gu Yun, no había forma de decir a quién le susurró la oración: –Todavía bien, quédate tranquilo.
El maestro estaba aterrorizado, pensó en “la existencia no es más que el vacío, el vacío no es más que la existencia” y dio un par de pasos pequeños para escapar, dejando silenciosamente a Chang Geng cuidar de Gu Yun.
En medio de la noche, Gu Yun pasó de estar inconsciente a caer dentro de un sueño profundo. Parecía estar atrapado en una pesadilla. Ocasionalmente, se movería sin descanso. Chang Geng recordó que Gu Yun no pudo mentir cuando tuvo una fuerte fiebre ese año, pero parecía que, si él podía percibir que alguien lo estaba acompañando, sería capaz de sentirse un poco más seguro, por lo que tuvo que recostarse en la cama y lo sostuvo todo el tiempo.
En la sala de velación del General Zhong, la tenue luz del fuego continuaba brillando. Se preguntaba qué le diría a Gu Yun si él se enteraba de esto y se aparecía en sus sueños.
Chang Geng apretó sus manos y sostuvo a Gu Yun en una postura que parecía protectora. Por primera vez, no tenía dependencia hacia su pequeño yifu ni deseo por su amado. En su lugar, parecía atesorar a un niño pequeño y frágil.
En esos días de sentimientos no correspondidos, Chang Geng se lo había imaginado incontables veces: si hubiera nacido diez o veinte años antes, ¿cuál sería el escenario entre él y Gu Yun?
Ahora, en el húmedo y frío frente de batalla de Jiangbei, esos diez años se habían reducido a unos centímetros, y él los había atravesado en un paso.
Desafortunadamente, incluso si, de este lado, él pasó a través de diez años en una noche, eso no podía detener el discreto esquema de los occidentales.
Esa noche, el mensajero y el Papa completaron su lucha interna que terminó con una breve victoria para el mensajero, alcanzando un consenso para lanzar un ataque sorpresa contra la Marina de la Gran Liang.
El plan fue programado para esta noche lúgubre, pero antes de que pudiera entrar en acción, de pronto, llegaron noticias de la torre vigía de que la línea de defensa de Jiangbei de la Gran Liang había sido reforzada y el nivel de alerta había sido ajustado a la situación más seria y crítica.
El Maestro Ja se precipitó rápidamente dentro de la nave principal que ya estaba llena de poder y lista para zarpar: –¡Su Santidad! Gu Yun llegó demasiado rápido. Evidentemente la Marina de la Gran Liang no está en su infancia. El oponente ha aumentado su defensa, si combatimos fuego con fuego de esta manera, no beneficiará nuestra economía…
Antes de que hubiera terminado, el mensajero ingresó con una expresión desagradable: –¡Nadie tiene permitido cambiar mi plan!
El mensajero podía representar al Rey y los aristócratas en la presencia de la Santa Sede y el ejército, debía tener fuertes partidarios detrás, un talentoso y muy confiable joven maestro. Era arrogante y ambicioso. Unos días atrás, mientras estaba fanfarroneando, sin tener en cuenta al ejército de la Gran Liang ni al comandante del Campamento del Hierro Negro, tanto externa como internamente, resultaba que él ya había recibido esta bofetada en el rostro no mucho después.
Por no mencionar otras cosas, la autoestima del mensajero no encontraría esto aceptable.
El Papa también estaba ansioso. –Por favor reprima sus sentimientos personales. ¡La guerra no es una broma ni una pelea para ver quien es mejor!
El mensajero se puso rojo y argullo con rudeza: –¡Nadie bromea respecto a las guerras, Su Santidad! Si el enemigo solo está aparentando, ¿posiblemente qué pueden probar? ¡Este es precisamente el mejor momento para que ataquemos!
El Maestro Ja preguntó de inmediato, –¿Y si no están aparentando?
–No existe tal posibilidad. –dijo el mensajero, dirigiéndole una mirada sombría. –Esos frágiles navíos no tienen poder de combate en lo absoluto. Solo están preocupados por tomar riesgos…
Maestro Ja: –¡Esas son excusas ilógicas!
–Preste atención a sus palabras, señor. –dijo fríamente el mensajero. Entonces, con una vuelta de sus ojos, extendió un rollo de pergamino desde sus brazos. –No estoy aquí para discutir, caballeros. Firmé la más alta orden de transferencia[1]NTE. Call Order, No estoy segura de exactamente en qué consiste esta “orden”. La palabra en el original es 调用 y, acorde a Baidu, es “transferir temporalmente para una tarea específica”, “llamar” o “invocar”. por parte de la Tierra Santa hace media hora. Esta es una copia de respaldo. Por favor, léanla cuidadosamente.
El rostro del Maestro Ja estaba rojo de la ira, antes de que pudiera protestar, la nave principal, el Monstruo Marino, repentinamente emitió un largo silbido, parecía que ya había actuado sin permitir que nadie expresara su opinión.
–¿Está loco? –rugió el Maestro Ja. Instintivamente sacó la espada a su cintura y dijo, –¡Alto!
El mensajero no mostró señal de debilidad e inmediatamente desenvainó su brillante sable de caballero, –¡Es un honor luchar a muerte por el Rey y la gloria infinita! ¡No estamos en la línea del frente para ocultarnos en nuestra playa y rezar!
Maestro Ja: –¿Qué ha dicho?
El Papa gritó: –¡Suficiente!
El mensajero se burló: –¿Por qué? ¿qué más desea instruir Su Santidad?
Las mejillas del Papa se contrajeron por un momento como si sus nervios fueran anormales y finalmente se comprometió sin poder hacer nada sobre la nave principal que partía: –Si debemos seguir su absurdo plan, al menos el campo de batalla será dirigido por mis hombres.
El mensajero no podía estar más de acuerdo, si esta expedición fallaba, el Papa estaba preparado como un chivo expiatorio. Le brindó al Maestro Ja una mirada satisfecha, rio, retirando su sable y diciendo en voz alta, –¡A toda marcha!
Esa noche, una línea de Dragones Occidentales camuflados se dispersó en el largo frente de batalla de Liangjiang, traspasando silenciosamente al Campamento de Jiangbei, listos para desembarcar en la gloria de dios.
En la Frontera Norte, a miles de kilómetros de distancia, las Dieciocho Tribus también enviaron a un segundo grupo de enviados para contactar a la Gran Liang.
Cao Chun Hua arribó por sí mismo al Norte de Xinjiang. Él y Chen Qing Xu se habían adentrado en las profundidades del territorio estéril en el norte antes, estaban muy familiarizados con la Tribu del Lobo Celestial, apoyando la delicada situación en la Frontera Norte y acompañando a Shen Yi para ver a los enviados de Man a las afueras de la línea de defensa del Campamento del Hierro Negro.
A través del Qian Li Yan, podía verse que, esta vez, el enviado del Norte de Man no venía con las manos vacías. Tiraba de una comitiva por detrás. Por la apariencia y los surcos de las ruedas de la caravana, parecía que fue designada especialmente para transportar ziliujin.
Un joven de unos veinticinco o veintiséis años de edad, rodeado por un grupo de mensajeros, parecía ser el líder de esta comitiva a primera vista. No obstante, después de verlo más de cerca, observaron que el joven estaba pálido, evidentemente tenía miedo y ansiedad, atrapado en medio de varios caballos, luciendo como si lo obligaran a estar ahí contra su voluntad.
Shen Yi no se atrevía a tomar la iniciativa para hablar con Chen Qing Xu, tuvo que preguntar a Cao Chun Hua en voz baja: –¿Quién es ese hombre?
Cao Chun Hua miró a través del Qian Li Yan y dijo, –El Segundo Príncipe de Jia Lai.
–¿Qué? –Shen Yi frunció el ceño. –¿Estás seguro? ¿No lo estás confundiendo?
Cao Chun Hua le lanzó una mirada glamurosa, apuntando con sus dedos al pecho de Shen Yi. –Ah, General Shen, Profesor Shen, hay dos cosas en mi vida que recuerdo muy bien: una es el rostro, la otra es el tono de la voz de una persona. Puede confiar en mí.
Cuando era un niño, Shen Yi también le enseñó como leer libros. En ese entonces, él sentía que era una niña medianamente normal. Quién iba a saber que cuando creció, al “recuperar” su cuerpo masculino, toda la persona resultó tener esta conducta. Shen Yi, como un viejo académico y un hombre soltero, realmente no fue capaz de soportar la feroz provocación de Cao Niang Zi. En ese momento, con escalofríos por todo el cuerpo, se acercó inconscientemente más en dirección a la señorita Chen y esquivó ese dedo.
–Xiao Cao. –la señorita Chen lo miró y abrió su boca fríamente para advertir a Cao Chun Hua.
De todo el Pabellón Lin Yuan, él podía ofender a cualquiera, pero no podía darse el lujo de ofender a la doctora Chen. Cao Chun Hua cerró sus labios de inmediato y se sentó adecuadamente a lomos de su caballo, fingiendo decencia mientras analizaba para Shen Yi: –General, parece que las Dieciocho Tribus realmente son sinceras esta vez. Entregar al “Rey Lobo” es en verdad un acto humillante, quizás planean cargar la culpa de lo que hizo el emisario en la capital sobre este “Segundo Príncipe marioneta” para aligerar las cosas.
Shen Yi dio unos toquecitos suavemente con su dedo sobre la brida del caballo: –Espera un minuto, es demasiado pronto para emocionarse. Siempre he pensado que, el que los bárbaros se rindan de esta forma, fue demasiado fácil.
Él había lidiado con el Norte de Man muchas veces, sabía cuán bastardos podían ser.
La mayoría de ese montón de ganaderos, no derramaría lágrimas antes de ver el ataúd. En este momento, el Campamento del Hierro Negro solo había amenazado un poco, ni siquiera habían alcanzado la línea del frente de Man, ni qué decir de hacer nada. Shen Yi siempre sintió que, lógicamente, las Dieciocho Tribus deberían dar pelea por un tiempo más.
Cao Chun Hua miró a las supuestas enormes cantidades de ziliujin, se lamió los labios y preguntó, –¿Qué debemos hacer? ¿Los dejamos entrar?
Shen Yi dijo precavidamente, –Todos los arqueros baihong, apunten. Prohíban a los bárbaros acercarse, llamen a los inspectores de ziliujin para que vayan y los abran uno por uno para inspección.
La expresión de Cao Chun Hua cambió, miró de vuelta a Shen Yi. Los dos hombres recordaron el Caballo de Troya que fue el Cometa Gigante en el pueblo de Yanhui ese día.
Si fuera alguien más, al menos el feroz tigre no devoraría a sus propias crías, pero la lógica normal no podía ser usada para predecir a Jia Lai Ying Huo. Él verdaderamente podía cometer algo como usar la vida de su propio hijo con el fin de engañar al enemigo para abrir la puerta.
A la orden de Shen Yi, el Campamento del Hierro Negro inmediatamente desenvainó sus espadas y cargó sus flechas. La intención asesina en el suelo norteño incrementó enormemente, rodeando a los enviados.
El Segundo Príncipe tembló a lomos de su caballo, parecía a punto de caer, un equipo entrenado de inspectores de ziliujin salió corriendo, abriendo los arcones y revisando en frente de los enviados de Man.
Numerosas carretas de ziliujin, que hacían a las personas babear, fueron entonces expuestas ante Shen Yi y los demás.
El inspector de ziliujin no se atrevió a ser descuidado. Inspeccionó la pureza del ziliujin en cada carro, uno a uno, y colocó la característica vara dentro del carruaje sellado para revisar el volumen.
Varios largos palos manchados con ziliujin fueron presentados a Shen Yi. El nivel en ellos marcaba casi lleno. El inspector reportó rápidamente, –General, la pureza no es problema, alcanza el nivel adecuado para el tributo.
Shen Yi hizo un sonido de “Mn”, pero aún no hacía de lado sus sospechas, entonces levantó la mirada hacia el Segundo Príncipe. En su frente, había una furiosa marca violácea, lucía como si hubiera sido creada por un látigo. La cara del Príncipe estaba empapada de lágrimas y mocos, abrió su boca como si quisiera llorar, pero no podía hacer ningún sonido.
Chen Qing Xu murmuró, –General Shen, usted lo ve, hay una marca purpura en su frente. He escuchado sobre eso en las Dieciocho Tribus. Es un veneno de brujería para extinguir la habilidad de habla de uno. Todo su cuerpo está tieso ahora, lo cual es el equivalente a estar fijado sobre el caballo. Él ni siquiera será capaz de dejar salir una tos. En un momento más, cuando la marca violeta se oscurezca, caerá al suelo y morirá. Incluso si se hace una autopsia, solo se podrá encontrar que ha estado extremadamente asustado y que murió de miedo y taquicardia.
Sin sonrojarse ni ponerse tímido, Shen Yi gritó, –¡Esperen, deténganlos!
El Águila en el cielo emitió un agudo chillido: –¡Alto!
El caballo del Segundo Príncipe se detuvo repentinamente, todo su cuerpo se inclinó hacia adelante como si su centro de gravedad estuviera inestable. Sus duras botas golpearon la esquina superior de un tanque de aceite cercano, haciendo un sonido resonante, como un eco.
¡Una esquina del tanque estaba vacía!
Las pupilas de Shen Yi se encogieron súbitamente: –¡Retrocedan!
Mientras terminaba, un hombre en el grupo de enviados se lanzó hacia el tanque de aceites y recibió un disparo letal por parte de un Águila con ojos rápidos. Todo el Campamento del Hierro Negro retrocedió silenciosamente a máxima velocidad. Shen Yi tiró de las riendas del caballo de Chen Qing Xu, apresurándolo a moverse de vuelta.
Un racimo de chispas hizo erupción hacia el cielo.
Resultaba que había un pequeño adolescente oculto debajo del tanque, agitó una antorcha en su mano, encendiendo una mecha oculta debajo y luego miró al cielo y sonrió.
En el siguiente instante, el primer carro de ziliujin explotó, el joven se convirtió en polvo en el aire.
A partir de ese punto, un gran impacto estalló, una llamarada de varios metros se disparó hacia el cielo, el aire a su alrededor hirvió al instante, desprendiendo oleadas de calor invisibles, la fría armadura negra de un soldado del Campamento del Hierro Negro que los seguía por detrás se quemó hasta tornarse de color rojo y la caja dorada explotó como si fuera una reacción en cadena.
Fuego, fuego llamen a los bomberooos… se prendió ? esta m**rd*?
Se prendió está vaina
Literalmente, por qué tan suicidas esos bárbaros??
Creo que les vale nada su propia vida o están orgullosos de que nadie los someta